- JUAN MIGUEL REVILLA
Educación, fiscalidad y ahorro son los factores más destacados del futuro inmediato de la previsión social complementaria.
En un momento de transformación del sector de la previsión social complementaria, los planes de pensiones individuales han perdido en torno a 10.000 millones de euros en volumen patrimonial desde 2021, al tiempo que los planes de empleo impulsados por la Ley 12/2022 ya les superan en aportaciones netas. Un panorama de cambio sobre el que giró el Observatorio Desafíos y perspectivas de los planes de pensiones para los próximos meses, organizado por EXPANSIÓN en Madrid con la colaboración de Ibercaja.
Un encuentro que contó con representantes de todos los actores del sector: Jana Calvo, subdirectora general de Promoción de Fondos de Pensiones de Empleo del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones; José Antonio Herce, socio fundador de LoRIS; María Vicente, técnico de la Unidad de Previsión Social de UGT; Ricardo Pulido, executive director de Consultoría de Inversiones en AON; Francisco Vidal, director de Economía y Políticas Sectoriales de Cepyme, y José Carlos Vizárraga, director general de Ibercaja Pensión.
Desde el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ven "una tendencia positiva" en la previsión social complementaria porque desde la reforma de 2022 han crecido el número de planes, aportaciones y patrimonio. Jana Calvo señaló que a fecha del pasado septiembre había 44 planes de pensiones de empleo, la práctica totalidad correspondientes a planes simplificados para autónomos, más algunos sectoriales como el de la construcción. "Hemos conseguido que 823.000 partícipes se hayan incorporado al pilar 2 del sistema [planes de empleo], con un patrimonio de 542 millones de euros", se felicitó.
José Carlos Vizárraga aseguró que tenemos una industria preparada para un momento en que "la época del voluntarismo de los trabajadores ha terminado" y en el que empresas, gestoras y Administraciones tienen que promover el auto-enrollment (adscripción por defecto a un sistema de pensiones) y el ahorro de los trabajadores.
Sin embargo, estamos aún lejos de otros países de nuestro entorno. Aquí José Antonio Herce se mostró pesimista: "No tengo esperanzas de que la previsión social complementaria se desarrolle con los estímulos que ha tenido en otros países". Para Herce, en lugar de estímulos, existen frenos a este desarrollo, como la rigidez del marco de los convenios y los menores incentivos fiscales. El socio fundador de LoRIS defendió que las personas puedan hacer aportaciones por encima del tope de 1.500 euros con derecho a deducción fiscal en los planes individuales.
Desde el lado de las empresas, hay que recordar que en los últimos años han asistido a políticas de rentas que "les generan incertidumbre" y hacen que "sean más reacias a negociar los planes de previsión". Francisco Vidal abogó por que las ventajas fiscales se sitúen entre 2.400 y 4.800 euros, que es la cifra de ahorro recomendada con la mediana de salarios actual.
Por su parte, Ricardo Pulido, tras sostener que "las limitaciones de aportaciones no son incompatibles con el desarrollo de la previsión social", puso el foco en la baja productividad del sistema español, que deriva en bajos salarios y, por tanto, en una baja capacidad de ahorro. María Vicente coincidió en que es preciso incrementar los salarios para que así puedan subir las aportaciones, y apuntó que "la solución no está en aumentar los límites, sino en reorientar el ahorro hacia planes colectivos".
Pulido también comentó la cuestión de la concienciación. En España hay casi 7.000 grandes empresas, pero solo 1.400 planes de pensiones de empresa, algo en lo que influye mucho que habitualmente el empleado no reclame un plan de pensiones. Si los planes no se hacen obligatorios como se ha hecho en la construcción, las empresas difícilmente los van a implantar.
Nuevos planes
En cuanto a la posibilidad de que se acuerden nuevos planes de empleo en otros sectores además de la construcción, la respuesta de Jana Calvo fue positiva, puesto que la Ley 12/2022 facilita el acceso a más colectivos a estos planes y el ministerio está contactando con distintos sectores que se plantean introducirlos, como el de las agencias de viajes.
¿Dónde está el obstáculo para que los planes de empleo se popularicen? En primer lugar, en la complejidad de la negociación colectiva. Vicente señaló que negociar un plan de pensiones a nivel estatal cuando la mayoría de las negociaciones de convenio son provinciales es complicado.
El director general de Ibercaja Pensión recordó también que el límite de aportaciones hace que estos planes sean poco atractivos para las gestoras y las entidades financieras. El reto es que los partícipes, que hoy pertenecen sobre todo a grandes empresas, se extiendan a las pymes: "Hay que hacer apostolado de que estos planes de ahorro colectivos no son solo para ricos". Hace falta, por tanto, educación financiera para empresas y trabajadores.
Respecto a las perspectivas a medio y largo plazo de los planes de empleo simplificados para autónomos, Herce defendió subir el límite de aportación a los planes de empleo para los autónomos, de los 4.250 euros al año actuales a 8.500 euros, equiparándolos con los asalariados, algo en lo que coincidieron Vizárraga y Pulido. Una demanda que el Ministerio está estudiando, valorando la revisión de los límites de aportación, afirmó Calvo. El director general de Ibercaja Pensión propuso ampliar el recorrido de estos planes para autónomos por parte de las entidades financieras, ofreciéndoles productos interesantes y creando "un ecosistema propicio" para divulgar sus bondades.
Para concluir, Calvo explicó que, dentro de los planes de empleo simplificados, la tipología de autónomos es la que mejor acogida ha tenido hasta ahora, con la creación de 43 planes, a los que se han incorporado 321.000 autónomos y que cuentan con un patrimonio de 321 millones de euros. Y de cara al futuro, avanzó que los planes sectoriales permitirán también incorporar a estos profesionales.
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