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Fue el primer director en superar los 100 millones de dólares en taquilla en un fin de semana.
Un buen militar sabe arrastrarse por la estepa, la jungla o el yermo. Tener cintura es fundamental para enfrentarse a cualquier batalla y también para dirigir películas. Un gran cineasta sabe bailar entre géneros sin despeinarse. Por ejemplo, Jacques Tourneur era capaz de dirigir con el mismo empaque cintas de terror, fantasía, acción o cine negro. El autor de La mujer pantera (1942) y Retorno al pasado (1947) -dos películas antagónicas- consiguió generar clásicos de culto sabiendo encajar la gramática que le pedía cada puesta en escena. Algo similar ocurre con Sam Raimi (Michigan, 1959). Pese a haber nacido en el cine de bajo presupuesto, en 2002 el director estadounidense cambió para siempre las prioridades de Hollywood. Su éxito y el eco de la cinta que estrenó a principios de siglo siguen aún vigente.
Tras los fatídicos atentados del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos pedía referentes que le ayudaran a superar la tragedia. Quizá fuese casualidad, pero justo cuando la ciudad de Nueva York más lo necesitaba, Raimi estrenó la primera aventura cinematográfica del Hombre Araña. El justiciero de Queens hizo acto de presencia el 21 de junio de 2002, convirtiendo a Spider-Man en la primera película de la Historia en superar los 100 millones de dólares en el fin de semana de su estreno. Pese a no ser la primera cinta de superhéroes, sí fue la que cambió el devenir de la industria. Desde entonces, las majors -en especial Disney y Warner Bros.- han puesto todos sus esfuerzos en reproducir la proeza de Raimi, la cual recaudó más de 825 millones de dólares a nivel mundial.
Pese a tratarse de un blockbuster, el Spider-Man de Raimi estaba hecho con mimo y devoción, tenía autoría. El cineasta se inspiró fundamentalmente en las primeras aventuras en los cómics del trepamuros, haciendo honor al legado visual de Steve Ditko (dibujante) y Stan Lee (guionista), decisión aplaudida por público y crítica. Además, sus dos posteriores secuelas fueron éxitos rotundos de taquilla, siendo la tercera entrega su mayor triunfo: 894 millones de dólares a nivel global.
Pero, ¿cómo pasó Raimi de dirigir películas de bajo presupuesto a uno de los mayores blockbusters de todos los tiempos? Los orígenes del cineasta están profundamente ligados al terror y a una de las películas más influyentes de dicho género. En 1981, el director debutó en el largometraje con Posesión infernal, un clásico de culto que ha influido a generaciones de cineastas. Con un presupuesto mínimo y rodado en condiciones precarias, Raimi logró transformar la limitación en virtud, desarrollando un estilo visual único. El uso de la cámara en movimiento, los acentuados ángulos inclinados, encuadres extremos y movimientos bruscos lo consagraron como un creador vanguardista. Agilidad visual que, además, le sentó de maravilla a su Spider-Man. Raimi también destacó por su empleo genuino de los efectos prácticos, aportando textura y repugnancia a su aterradora cinta.
El autor demostró que no hacía falta un gran presupuesto para generar un terror eficaz y que la imaginación era suficiente para causar pavor. De este modo, Posesión infernal se convirtió en un manual de referencia para cualquier aspirante a director. Además, sus secuelas -Terroríficamente muertos (1987) y El ejército de las tinieblas (1992)- también fueron un soplo de aire fresco para el género, ya que supo reírse de su éxito parodiándose a sí mismo.
Flexibilidad e inventiva
Quizá una de las mayores virtudes de Raimi sea su altura de miras y adaptabilidad. Pese a que no todas sus obras sean un prodigio, su cine tiene un sello inconfundible. Si todavía no se ha aventurado a montarse en el vertiginoso tren de la bruja que propone el director, esta semana VEO7 recoge dos largometrajes fundamentales de su filmografía.
El próximo viernes a las 22:00 horas, la cadena emitirá Arrástrame al infierno (2009), filme de terror que vino inmediatamente después del éxito de la trilogía de Spider-Man. Sin embargo, lejos de volver a dirigir un taquillazo, Raimi decidió regalar a sus fans un largometraje acorde a sus orígenes. Una maniobra arriesgada en la que el cineasta volvió al cine de bajo presupuesto. Esta flexibilidad demuestra su resiliencia, una cualidad esencial para cualquier líder: no quedarse estancado, saber adaptarse y evolucionar. Además, Raimi siempre ha sabido calibrar su filmografía para que tenga un atractivo para el gran público sin por ello renunciar a su sello autoral, propósito y legado como autor.
Antes de dirigir Spider-Man, el director ya ambicionaba producir una película de superhéroes. Sin embargo, nunca consiguió los derechos para adaptar clásicos como Batman o The Phantom. Ante ello, Raimi demostró inventiva y creó su propio superhéroe. El próximo sábado a las 22:00 horas VEO7 también emitirá Darkman (1990), un justiciero tenebroso inspirado en los monstruos de Universal y que cuenta con Liam Nelson como protagonista. Pese a las dudas de la productora, Raimi volvió a conquistar la taquilla con un presupuesto ridículo. Además, Darkman sentó precedente en el género, abriendo paso a antihéroes violentos, conflictivos, moralmente ambiguos y enmarcados en una atmósfera oscura y realista. Con un presupuesto de 14 millones de dólares, alcanzó los 48,8 millones de dólares en la taquilla global. A la postre, el talento, el estilo y la creatividad son clave para alcanzar el éxito comercial.
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