El 24 de abril de 2024, Pedro Sánchez se retiró a reflexionar unos días. Puso como pretexto las informaciones recién aparecidas sobre Begoña Gómez. El curso de los acontecimientos nos permite deducir que fue también una amenaza, un órdago a la organización, que aquellos días temió seriamente por el tinglado. Sánchez se victimizó y pretendió crear un estado de incertidumbre y orfandad en la organización. Lanzó el mensaje de «Protejan a Gómez». Si ella estaba en peligro y al descubierto, el resto igualmente lo estaba. Al día siguiente, las cloacas del PSOE celebraron su primera reunión formal. A ella acudieron Santos Cerdán, Leire Díez, el empresario Pérez Dolset y otros tres intrigantes de menor importancia: la activista Patricia López; Ion Antolín, entonces director de comunicación del partido [dimitió hace poco, en octubre, y, extrañamente, durante tres semanas, en diciembre de 2024, había regresado a Presidencia, esta vez como secretario de Estado de Comunicación] y Juan Francisco Serrano, entonces secretario adjunto de Organización.
La relevancia de López es relativa. Fue la encargada de difundir información falsa en medios y portales afines y generar broncas televisivas. La presencia y las constantes idas y venidas de Antolín, cercano a Cerdán, cercano a Sánchez, autorizan a sospechar que la organización es un todo: Ferraz y La Moncloa. Por último, tiene cierto interés la figura del diputado Serrano, próximo a Cerdán y apartado de la Secretaría de Organización en julio de 2025. El partido vendió como premio su paso a la Secretaría de política municipal.
Serrano fue uno de los más de 40 diputados y asesores -hombres y mujeres- del grupo socialista que acudieron a la cena que cerró el curso político de 2023. Lo cual no es importante. Después, Tito Berni propuso ir de copas. Los 20 que aceptaron, entre ellos Cerdán, fueron a La Carmela, que el Tito Berni usaba de recibidor para sus encuentros con prostitutas.
Que se sepa, en aquella cena no hubo, aunque es difícil creer que entre risas y copas a nadie se le escapara alguna bravuconada sobre hábitos frecuentes.
Dos años después, alguien pretende dinamitar desde dentro el sanchismo extendiendo un demoledor #metoo; una hipótesis no descartable es que no sea ni el antisanchismo -que no es suficientemente fuerte ni está cohesionado- ni el sanchismo decepcionado, sino la cúpula caraqueña de la organización, a la deriva y desesperada. La UCO y la Justicia avanzan, Santos Cerdán y Leire Díez, retroceden.
Ahora deducimos también que las cloacas de Ferraz se constituyeron para la defensa del grueso de la organización y practicar el control de daños. En aquel momento se redujo a caso Koldo la trama de las mascarillas. Pero lo carnoso del negocio eran otros mercados, contratas y arreglos. Los guionistas de La Moncloa siempre consiguen el propósito inmediato de distraer la atención. Sin embargo, la grotesca fontanera solitaria que hurga en la basura contra la UCO y la Fiscalía Anticorrupción era en realidad una pieza clave -reubicada aquí y allá- en el apaño de contratos y en el funcionamiento de la jugosa unidad de rescate de empresas creada en torno a Servinabar y la Sepi [partido y Gobierno], que taponó la información sobre el rescate de la aerolínea Plus Ultra.
La organización es una codiciosa aleación en la que ya todos temen por los vertederos comunicantes.