Vox no tiene juventudes ni nuevas generaciones. Tampoco un despacho en la sede de la calle Bambú en el que se gestionen las relaciones internacionales del partido. No acostumbra a hablar de salario mínimo y esquiva tomar parte en negociaciones colectivas. La marca Vox no se involucra en primera persona en estas cuestiones; son Revuelta, Disenso, Solidaridad y otros satélites que orbitan a su alrededor los que le cubren ese hueco. O se lo cubrían.
Una red de asociaciones, fundaciones y organizaciones de toda clase envuelve al partido de Santiago Abascal desde hace unos años. Son marcas que comparten el grueso del programa ideológico de Vox, y que se encargan de difundir estas tesis en distintos ámbitos de la sociedad; en aquellos nichos donde un partido político al uso tiene menos facilidad de penetrar. Así, estas organizaciones vienen sirviendo a Vox para completar su acción política, con sus caminos -y los de sus dirigentes- entrecruzándose continuamente. Tanto que la frontera que separa al partido de estas marcas, en ocasiones, se vuelve difusa, abriendo a Vox algunas polémicas.
Ejemplo de ello es lo que ha sucedido en la última semana con Revuelta, la asociación juvenil amiga de los de Abascal. La presunta existencia de irregularidades en la gestión financiera de esta organización ha provocado que su cúpula se parta en dos. Un sector -respaldado por Vox- se ha desvinculado de Revuelta y denuncia ahora esas infracciones. El otro insiste en que todo se hizo correctamente y acusa al lado opuesto de actuar "por orden de los de arriba".
Se puede pensar que con ese "los de arriba" se refieren a Vox y su dirección. El partido siempre ha sostenido que Revuelta es una organización con la que no tiene vinculación orgánica alguna, aunque ambas marcas han venido actuando de forma paralela durante los dos años de vida que ya suma la asociación juvenil. Esta surgió en 2023 y se dio a conocer en las concentraciones que se organizaron en noviembre de aquel año en Ferraz -sede del PSOE- para protestar contra la amnistía. Dirigentes de Vox, incluido Abascal, secundaron aquellas convocatorias, como luego volverían a hacer en otras ocasiones en las que Revuelta ha llamado a las calles. Más allá del respaldo a esta asociación que los miembros del partido han escenificado repetidas veces, el organigrama de Revuelta también deja claro su cercanía con Vox: sus cinco fundadores eran trabajadores de la formación política -ahora, tras la crisis, los que siguen empleados en Bambú se han desmarcado de la asociación, y viceversa-.
Afines a Revuelta en una manifestación contra la amnistía en Barcelona en noviembre de 2023Gorka LoinazAraba PressRevuelta es la marca respecto a la que Vox más ha insistido en manifestar que nada les une orgánicamente. No enfatiza tanto las distancias, por el contrario, con Solidaridad, que actúa de brazo sindical del partido. Este nació en 2020 y fue el propio Abascal quien anunció su creación. "Apoyaremos, impulsaremos y aplaudiremos la aparición de un sindicato para los trabajadores de España", dijo el líder de Vox en julio de aquel año. El secretario general de Solidaridad es Jordi de la Fuente, dirigente del partido en Cataluña y ex asesor del número dos de Vox, Ignacio Garriga. Antes que De la Fuente, que ocupa el cargo desde marzo de este año, al frente del sindicato estuvo Rodrigo Alonso, diputado por los de Abascal en el Parlamento andaluz y portavoz nacional de Vox en materia de Trabajo y Campo.
Y, con Disenso, la división respecto al partido es prácticamente invisible. De hecho, en el registro del Ministerio de Justicia figura que esta fundación la creó en 2020 el "partido político Vox". Abascal preside hoy este laboratorio de ideas y su director es Jorge Martín Frías, eurodiputado de la formación. Pero los vínculos entre ambas entidades no se quedan en las formalidades ni en el organigrama. En Vox reconocen que detrás de su estrategia internacional está Disenso, y presumen de ello. Es a través de esta fundación que el partido conectó con The Heritage Foundation, el think tank norteamericano que les ha servido de nexo con Donald Trump. En 2020, el laboratorio de ideas de Vox impulsó la Carta de Madrid, un manifiesto que firmaron dirigentes internacionales como la opositora venezolana María Corina Machado o la hoy primera ministra italiana, Giorgia Meloni. Disenso también ha llevado a Abascal hasta Javier Milei.
Y, más allá de la red de contactos internacionales que Vox ha tejido gracias a su fundación, esta también ha respaldado al partido proporcionándole análisis y estudios con los que respaldar sus tesis. El último, un informe sobre el "impacto económico negativo" de la inmigración en el Estado del Bienestar. El documento concluía que los que vienen de fuera gastan más de lo que aportan a las arcas públicas, y a este argumento se han agarrado los dirigentes de Vox para reforzar sus proclamas antiinmigración. Hay un tercer servicio que Disenso ofrece al partido de Abascal: la fundación tiene su propio diario digital, La Gaceta de la Iberosfera, y un canal de YouTube, Bipartidismo Stream, y estas dos plataformas sirven para dar voz al mensaje de Vox y difundir noticias que respaldan sus tesis.
Los beneficios que Disenso ha proporcionado al partido se han visto ensombrecidos por el cuestionamiento a su financiación. Desde 2020, fecha en que la fundación echó a andar, la formación de Abascal ha transferido más de 10 millones de euros a Disenso. Si bien en los dos primeros ejercicios -2020 y 2021- Vox obtuvo un resultado positivo pese a esas transferencias de dinero, en los tres siguientes ha incurrido en pérdidas. Disenso fue la fundación vinculada a un partido político que más fondos recibió de este en 2022, último ejercicio que el Tribunal de Cuentas ha fiscalizado. Y ex dirigentes del partido en Baleares han denunciado que se les presionó para derivar "ingentes cantidades" del dinero público que perciben los grupos parlamentarios a las arcas nacionales de Vox -y de ahí, buena parte, a Disenso-. Aunque el partido defiende que todo es "absolutamente legal" y justifica las millonarias transferencias a la fundación por su "impresionante labor", las Cortes han solicitado una fiscalización especial de Disenso.
El presidente de Vox, Santiago Abascal, en un acto de Disenso, la fundación que presideVoxPor contra, ni Solidaridad ni Revuelta reciben dinero de Vox. Aunque, en el caso de la marca juvenil, la contabilidad también es objeto de polémica. En la última semana, un escándalo en esta materia ha conllevado la ruptura pública con Vox. Revuelta no está registrada como organización, sino que es una asociación pantalla la que ha venido gestionando los fondos de esta entidad. Sin embargo, esa marca fantasma tiene fines distintos a los de Revuelta -se fundó como una organización para personas mayores- y esto ha podido derivar en irregularidades contables. Y Vox conocía de la existencia de esa entidad pantalla hace meses. Además, ex dirigentes de la cúpula de Revuelta han denunciado que parte del dinero que recaudaron para las víctimas de la dana no habría llegado a los afectados.
Por su parte, Solidaridad, el sindicato, se financia mayoritariamente a través de las cuotas que pagan sus afiliados. También recibe ciertos ingresos por su actividad mercantil -venta de merchandising- y a través de subvenciones y donaciones, aunque estas nunca son de origen público -tanto Solidaridad como Vox recalcan esto, pues el partido se opone a que los sindicatos reciban dinero del Estado-.
Así, el brazo sindical es, de todos los satélites que orbitan alrededor de Vox, el que menos polémicas le ha generado hasta ahora. Sin embargo, también es el que menor beneficio le proporciona. Su alcance, en afiliados y delegados sindicales, sigue siendo reducido, y en estos años Solidaridad tampoco ha logrado impulsar a Vox entre los obreros -algo que sí parece estar consiguiendo ahora el propio partido-.
En el caso de Disenso, la formación sí habitúa a presumir de lo conseguido a través de este brazo, que así ha venido ganando influencia en la estrategia política de Vox. Y el éxito de Revuelta se hizo especialmente palpable en aquella campaña por la dana, que sirvió a los de Abascal para sumarse a la movilización ciudadana, contrarrestando la confrontación política. La asociación ha catapultado a Vox en la calle, y le ha servido de enlace con los jóvenes. Pero, tras la ruptura, esta arista de su estrategia queda huérfana de una marca propia.
Y alguno más
INSTITUTO. Distintos dirigentes de Vox forman parte del profesorado del ISSEP, un instituto fundado en Lyon (Francia) por Marion Maréchal -nieta de Jean-Marie Le Pen- y que desde 2020 tiene sede en Madrid. Disenso concede dos becas para estudiar allí.
PRIMERA FUNDACIÓN DE ABASCAL. En 2006, mucho antes de fundar Vox, Abascal lanzó Denaes, una fundación para "la defensa de la nación española". En el registro del Ministerio de Justicia, el líder de Vox sigue figurando como patrono de Denaes, cuyas convocatorias de protestas y manifestaciones son a veces secundadas por el partido.