Wednesday, 10 de December de 2025
Política

El futuro de España depende de la pelea de PP y Vox en Extremadura

El futuro de España depende de la pelea de PP y Vox en Extremadura
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Estas elecciones van de desbloquear o no la región. O sea, van del voto útil. Y Abascal le ha servido a Guardiola el marco perfecto para espolearlo Leer

Una escena de los corrillos del 6 de diciembre, tan aparentemente intrascendente que pasó desapercibida hasta para la prensa, ilustra muy bien de qué van estas elecciones de Extremadura. Cuando terminó el acto institucional del Congreso por el aniversario de la Constitución y los dirigentes políticos rompieron filas, Isabel Díaz Ayuso se colocó junto a Alberto Núñez Feijóo, al que los periodistas comenzaron a asaetear a preguntas en condicional: qué haría «si» Vox sigue en el choque frontal con María Guardiola. O cómo respondería «si» Santiago Abascal le exigiera cambiar de candidata. O qué haría «si» el PP no logra capitalizar el desánimo del PSOE.

Feijóo iba esquivando las preguntas con aire despreocupado, mientras Ayuso se mordía la lengua y negaba los enunciados con la cabeza, hasta que ya no se pudo contener y contestó a la pregunta de qué pasaría «si» el PP no sacase en Extremadura más escaños que el PSOE y Unidas por Extremadura juntos -para que sólo le hiciera falta la abstención de Vox para gobernar-. «Es que eso no va a ocurrir». «Es que sí los va a sacar». «Proyecta lo que quieres que pase».

Proyecta lo que quieres que pase. De eso van las elecciones extremeñas. De liderazgo y convicción. De tener una idea clara, ir a por ella con fe y seducir a los electores ajenos. O sea: estas urnas van del voto útil. María Guardiola planteó los comicios como un plebiscito para desbloquear la gobernabilidad de la región, y eso es lo que está a examen. Ni las estrategias nacionales, ni los chantajes cruzados ni los resquicios de la aritmética. Y sin embargo, lo que pase en Extremadura marcará por completo la política española.

Todas las encuestas certifican que la derecha va a marcar su récord y gobernará, así que la clave es cómo. A qué precio. La pregunta de estas elecciones es si hay que despejar el camino a Guardiola o no. Todo lo demás es accesorio. La utilidad tiene un plus electoral silencioso y poco sexy, pero incontrovertible y determinante. Pasa por debajo de los radares. Los caladeros templados no tuitean, pero votan.

Por eso la gran batalla es la que librarán el PP y Vox. Porque sirve de ensayo general para el futuro. Si el PP apuesta por el liderazgo, confía en su estrategia sin titubeos y le sale bien, su éxito se repetirá en Castilla y León, en Aragón o en Andalucía. Y España quedará menos expuesta a la hora de los depredadores (Giuliano da Empoli). Si el PP no se atreve a chocar con Vox para no enfadar a sus votantes, se perderá en la nada de los tacticismos y acabará entrando en un círculo vicioso del que no saldrá hasta después de las generales. Sin exagerar un ápice, el futuro político de España depende de cómo se sustancia la pelea de ambos en Extremadura.

En estas dos semanas de campaña, Guardiola quiere aparecer como la pieza estabilizadora del sistema frente a un Vox que es una amenaza estructural para esa misma estabilidad. Que Abascal se haya mudado a Extremadura y vaya al ataque contra ella no hace sino reforzar la posición de centralidad de Guardiola frente a un PSOE de brazos caídos, completamente desahuciado. A la baronesa le viene bien, porque sitúa el debate donde más quiere: en el marco del voto útil. Le permite decir «yo soy la única que desbloquea esto». Vox, cuyo candidato, Óscar Fernández, ni está ni se le espera, le ha dado a Guardiola el marco perfecto: si el eje de la campaña es la estabilidad, el PP no puede ser sujeto pasivo de chantajes. Chocar ahora es positivo para ambos, porque moviliza el voto fronterizo y porque acerca a Guardiola el voto útil antiVox. Se subliman.

El silogismo del PP es: si no quieres que gobierne Vox y el PSOE está tan mal, vota a Guardiola. Mientras, Vox se lepeniza en busca del voto obrero y rural. Ellos mismos ya no lo asumen como un insulto. Si lepenizar es ganar y crecer, bienvenido sea, contestan en Bambú. Su objetivo número uno es depredar al PP. La batalla está en las zonas rurales, en las que Abascal perpetúa el estereotipo simbólico de la España a caballo, distribuyendo imágenes suyas pastoreando merinas negras como esos señoritos que dicen todo el rato que son más de campo que las amapolas. O sea.

La estrategia de no hacerle caso a Abascal, que tan bien le vino a Juanma Moreno, ya no funciona. Ni en Extremadura ni en Andalucía. Guardiola tiene que ir al ataque porque no hay otra duda en el aire que ésa: ¿cuánto dependerá el PP de Vox? Y cuanto más eficaz se la vea a ella contra Abascal, más podrá pescar en el río revuelto de un PSOE en barrena.

EUROPA PRESS

EL OTRO PLAN DE RECUPERACIÓN. Carlos Cuerpo, ministro de Economía, Comercio y Empresa, anunció por la mañana la ejecución del Plan de Recuperación aprobado en el Consejo de Ministros en Madrid y viajó por la tarde a su Extremadura natal para procurar otra recuperación, la Miguel Ángel Gallardo, que opta a la Presidencia de la Junta por el PSOE con las encuestas en contra y una cita con el banquillo por el 'caso hermanísimo' en febrero.

"Que el voto del PSOE se vaya a Vox nos parece bien"

Ya hay 300.000 personas que votaban al PSOE y ahora lo harían por Vox, según la última encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO. Un 3,9% de los socialistas da el salto directamente a apoyar a Santiago Abascal. ¿Cómo lo ve el PP? «Que el voto vaya del PSOE a Vox nos parece bien. El voto no está mejor en la izquierda o en la extrema izquierda que en Vox», contestan fuentes de Génova. «Les vamos a ganar y con una distancia que nos va a permitir la no dependencia de Vox. Aspiramos a reducir la dependencia de Vox, para no necesitar un sí, sino la abstención», explican las mismas fuentes.

El PSOE boquea y Unidas por Extremadura resucita

El 21-D va de encauzar o descarrilar el rumbo de la región. Es un interruptor On-Off. Por eso Miguel Ángel Gallardo va a hundir el suelo electoral del PSOE. Porque, procesado como está por enchufar presuntamente al hermano del presidente en la Diputación de Badajoz, no le queda hueco para jugar en ese marco del desbloqueo. Bastante tiene con sobrevivir a una campaña que se le va a hacer muy larga. Y por eso a Irene de Miguel (Unidas por Extremadura) le va a ir bien, porque representa lo creíble que resulta la izquierda cuando no se dedica a dividirse en frentes judaicos populares.

Fuente original: Leer en El Mundo - España
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