Friday, 12 de December de 2025
Economía

El hombre que quiso filmar a Don Quijote

El hombre que quiso filmar a Don Quijote
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Terry Gilliam mostró una resiliencia encomiable para rodar 'El hombre que mató a Don Quijote' (2018). Desde 1989, el cineasta quiso elaborar su propia versión del clásico de Cervantes. Sin embargo, la producción de la película parecía estar maldita: Gilliam intentó rodar hasta ocho veces la película Leer
DIRECTIVOSEl hombre que quiso filmar a Don Quijote 11 DIC. 2025 - 01:38El próximo domingo a las 22:15 horas, VEO7 emitirá 'Doce monos' del Monty Python y también cineasta Terry Gilliam.

Terry Gilliam mostró una resiliencia encomiable para rodar 'El hombre que mató a Don Quijote' (2018). Desde 1989, el cineasta quiso elaborar su propia versión del clásico de Cervantes. Sin embargo, la producción de la película parecía estar maldita: Gilliam intentó rodar hasta ocho veces la película

La locura y la genialidad son dos parcelas de una misma finca. Acabar cubierto de gloria o en el psiquiátrico depende únicamente de cómo se ejecuta el disparate. Indudablemente, para ser miembro de los Monty Python hay que ser un genio, pero también estar fatal de la azotea. Ningún ciudadano de a pie es capaz de hilar tan fino como Graham Chapman, John Cleese, Eric Idle, Terry Jones, Michael Palin y Terry Gilliam.

Repletos de irreverencia y ácido humor inglés, este grupo de artistas instauraron una nueva fórmula de sátira social y política a finales de los sesenta, mezclando el ingenio con un tono absurdo y sin tabúes. De todos los integrantes del grupo cómico, destaca particularmente Terry Gilliam como impulsor del peculiar estilo visual de la formación. Su labor en el diseño artístico en las películas de los Monty Python -véase Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores (1975) o La vida de Brian (1979)- le condujo a querer realizar sus propios largometrajes. ¿El resultado? Una filmografía poco ortodoxa que mezcla humor, fantasía, sátira y una fuerte impronta autoral.

A lo largo de su carrera como director, que comenzó en 1977 con La bestia del reino, Gilliam ha mezclado éxitos absolutos con películas tibias y otras que, aparentemente, están muy adelantadas a su tiempo como es el caso de Brazil (1985). La puesta en escena del cineasta de origen estadounidense se caracteriza por escenarios barrocos con un alto componente pictórico, montaje onírico y uso de efectos prácticos. Cualidades que, en muchos casos, hacen que sus películas sean difíciles de digerir para el público generalista. Sin embargo, el uso de la imaginación contra la opresión y sus héroes quijotescos que desafían la realidad aportan poderosas lecciones y valores positivos para cualquier persona.

El ejemplo más claro de liderazgo de su filmografía está muy relacionado, por razones obvias, con España. Gilliam mostró una resiliencia encomiable para rodar El hombre que mató a Don Quijote (2018). Desde 1989, el cineasta quiso elaborar su propia versión del clásico de Cervantes con Johnny Depp interpretando al famoso hidalgo en una primera instancia. Sin embargo, la producción de la película parecía estar maldita: Gilliam intentó rodar hasta ocho veces la película. En el primer día de rodaje, varios F-16 del Ejército del Aire de España arruinaron la grabación de sonido que resultó insalvable. Al día siguiente, una inundación repentina destruyó parte del equipo técnico y cambió drásticamente la orografía del paisaje, hecho que acabó con la continuidad visual de la cinta. Asimismo, la póliza de seguros que tenían contratada no cubrió todos estos imprevistos.

Un sinfín de desdichas a las que se le suman lesiones, accidentes y condiciones climáticas extremas. Hechos que quedaron retratados en el famoso documental Lost in La Mancha (2002) de Keith Fulton y Louis Pepe y que muestran la obsesión del director por llevar a término su película. No obstante, Gilliam lo consiguió. Quizá no como quiso ni con quien quiso, ya que el rol de Don Quijote rondó por las manos de Gérard Depardieu, Ewan McGregor o Robert Duvall. Finalmente, sería Jonathan Pryce junto a Adam Driver quienes dieran vida a la película, demostrando que, como Alonso Quijano, el director estaba decidido a terminar esta aventura.

Rodearse de los mejores

Pese a ser un cineasta obsesivo y peculiar, Gilliam ha sido siempre un magnífico relaciones públicas. El director ha sabido atraer a figuras de primer nivel como Robin Williams, Jeff Bridges o Heath Ledger en sus proyectos, lo que demuestra una habilidad innata para convencer y articular equipos creativos alrededor de una visión radical del cine. En este sentido, el cineasta ha reconocido que su método es "elegir a la gente adecuada, crear un ambiente donde puedan tomar riesgos y fallar sin que eso signifique su fracaso", de modo que los intérpretes se sienten libres para explorar, ensayar e improvisar. "Si nosotros nos unimos, nadie puede dividirnos, aseguró a The Guardian. Demostrando que un gran líder es aquel capaz de alinear bajo el propósito a sus equipos.

Estos valores quedaron patentes en una de sus películas más aclamadas por crítica y público: Doce monos (1995). Su talento para construir relaciones con grandes actores queda patente en esta obra que cuenta con Bruce Willis y Brad Pitt en los papeles protagonistas. Cinta que, además, podrá disfrutarse en abierto el próximo domingo a las 22:15 horas en el canal VEO7.

Si aún desconoce el talento de Gilliam, Doce monos es la oportunidad perfecta para adentrarse en su universo y, también, la más accesible. La película está ambientada en un futuro distópico en el que, tras una pandemia, gran parte de los seres humanos viven bajo tierra. Sin entrar en spoilers, la cinta fusiona la ciencia ficción y el thriller, explorando conceptos profundamente filosóficos como son el tiempo, la memoria o el destino. A su vez, como suele acostumbrar Gilliam, el filme contiene una profunda crítica social, particularmente de cómo los políticos y determinadas corporaciones manipulan los relatos establecidos en la sociedad. Todo un clásico de culto que, además de entretener, propone una meditación profunda sobre la condición humana, la civilización, la locura, el destino y la ética.

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Fuente original: Leer en Expansión
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