- AMY KAZMIN Y HENRY FOY
La enigmática líder de Italia emitirá un voto decisivo esta semana sobre dos cuestiones cruciales para la UE.
Volodimir Zelenski tenía a los líderes europeos reunidos a su alrededor el lunes por la noche, pero quien se sentaba al lado del presidente ucraniano, justo en medio de la negociación, era la italiana Giorgia Meloni.
En la coreografía diplomática, estas decisiones sobre la ubicación son importantes: en esa cena en Berlín, donde se discutió la seguridad de Ucrania y del continente, a la líder italiana de le había dado un papel de actor clave en Europa.
Los aliados de Meloni dentro de la UE esperan que siga siéndolo ante la inminente cumbre de crucial de este jueves. Los líderes europeos debaten dos decisiones cruciales sobre las que la enigmática primera ministra italiana tiene voto decisivo:la viabilidad financiera de Ucrania y el futuro de la política comercial de la UE.
"Sigue el programa; actúa como una europea", dice un alto diplomático europeo sobre el mensaje que se le transmitía a Meloni. "Se le está dejando claro que es aquí donde debe estar".
Desde que asumió el cargo en octubre de 2022, las capitales de la UE han albergado el temor de que Meloni, que entró en política siendo una activista adolescente con el movimiento neofascista de posguerra iniciado por camaradas de Benito Mussolini, pudiera romper con el consenso proeuropeo del bloque en asuntos clave.
Pero a pesar de su histórico euroescepticismo, su antigua amistad con el húngaro Viktor Orbán y los partidos prorrusos de su coalición, Meloni ha adoptado sistemáticamente una línea proeuropea en momentos clave y se ha consolidado como una de las más firmes defensoras de Zelenski.
"Tenemos una semana decisiva por delante... que realmente podría determinar la relevancia de la UE como actor internacional", advierte un alto funcionario alemán. "Italia es crucial en ese sentido".
La primera decisión de Meloni es su postura sobre la propuesta de la Comisión Europea de utilizar los activos soberanos rusos congelados para garantizar un préstamo de la UE a Ucrania, un salvavidas sin el cual Kiev se arriesga al colapso financiero. La semana pasada, Roma se puso del lado de Bélgica al expresar serias reservas sobre el plan y solicitar que se presentaran alternativas de última hora.
"Son decisiones complejas que no se pueden forzar", declaró Meloni ante el Parlamento italiano el miércoles, añadiendo que "buscará claridad sobre los posibles riesgos".
El segundo tema importante es cómo votará sobre el acuerdo del Mercosur, un pacto con el bloque comercial sudamericano planificado con mucho esfuerzo durante los últimos 25 años, que se supone que se firmará este fin de semana.
Este miércoles, Meloni afirmó que las conversaciones sobre su firma eran "prematuras" sin mayores garantías para los agricultores, lo que indica que Italia se unirá a Francia en su apoyo a un aplazamiento que funcionarios de la Comisión Europea afirman que podría frustrar el acuerdo.
"Tenemos la intención de aprobarlo sólo cuando se incluyan garantías adecuadas de reciprocidad para nuestro sector agrícola", declaró. "Tengo plena confianza en que todas estas condiciones se cumplirán a principios del próximo año".
Las decisiones que tome Meloni en los próximos días podrían redefinir sus futuras relaciones con sus aliados europeos, del mismo modo que ha buscado aprovechar su posición global para reforzar su imagen en su país.
"El lugar de Italia en el mundo solía darse por sentado", señala Stefano Stefanini, exembajador de Italia ante la OTAN. "Pero con Meloni, no se puede dar por sentado. No está estrictamente sujeta a las directrices habituales que Italia mantenía en política exterior, especialmente en lo que respecta a sus relaciones con Europa".
Funcionarios de Bruselas, Roma y otras capitales sugieren que la reticencia de Meloni a mostrar sus cartas antes de la cumbre del jueves oculta su verdadero propósito: utilizar la amenaza de la oposición para obtener concesiones no relacionadas de la Comisión.
Dos funcionarios al corriente de las conversaciones entre Bruselas y Roma afirman que Italia busca beneficios adicionales del presupuesto compartido de la UE, que incluyen concesiones al sector agrícola del país.
Meloni ya ha cosechado éxitos esta semana al oponerse al consenso de Bruselas. El martes, la Comisión decidió suavizar su histórica prohibición de los nuevos motores de combustión a partir de 2035,después de que Italia se uniera a Alemania y los países del Este de Europa para exigir una retirada parcial. Meloni había calificado previamente la prohibición de "autodestructiva".
Pero para Meloni, las decisiones de esta semana la están obligando a tomar posiciones dolorosas que normalmente ha intentado evitar.
Admiradora de Donald Trump desde hace mucho tiempo, Meloni ha establecido vínculos más estrechos con el presidente estadounidense que la mayoría de sus colegas líderes de la UE, y sus partidarios la han ensalzado como un puente entre Washington y Bruselas.
Sin embargo, la Casa Blanca ha presionado a Bruselas para que reserve los activos rusos congelados con el fin de darles un uso alternativo en un acuerdo de paz para financiar proyectos de inversión alineados con EEUU, lo que pone a prueba la lealtad de Meloni hacia Trump.
Nathalie Tocci, directora del Instituto de Asuntos Internacionales de Roma, cree que Meloni acabará alineándose con Europa para permitir que salgan adelante los "préstamos de reparación" respaldados por activos, siempre que también se convenza a Bélgica.
"Retrasar las cosas, creando confusión, es un guiño a Trump", afirma Tocci. "Pero si tuviera que apostar, creo que Italia al final cederá. El coste de ser marginada y excluida en Europa es demasiado alto para ella".
Negarse a permitir el uso de los activos para Ucrania, añade Tocci, se "vería claramente como algo que va en contra de los intereses de Europa".
La principal asociación industrial italiana, Confindustria, quiere que el acuerdo se apruebe rápidamente para impulsar las exportaciones, mientras que Coldiretti, un influyente lobby agrícola, exige cambios para que se establezca una mayor protección contra la temida ola de importaciones latinoamericanas más baratas.
"El aplazamiento propuesto por Macron es absolutamente necesario", sostiene Luigi Pio Scordamaglio, responsable de política europea e internacional de Coldiretti.
Coldiretti cuenta con el respaldo de un aliado con buenos contactos: Francesco Lollobrigida, ministro de Agricultura. Lollobrigida es uno de los antiguos compañeros de Meloni en el movimiento juvenil neofascista, y fue pareja durante mucho tiempo de la hermana de la primera ministra, aunque ahora se han separado.
Pero, en última instancia, el principal cálculo de Meloni probablemente sea cómo la posicionarán sus decisiones en el escenario internacional y cómo lo percibirán los votantes italianos. "Haciéndose respetar en el extranjero", afirma Stefanini, "gana credibilidad en casa".
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