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A menudo sucede en la ciencia ficción que las versiones cinematográficas son mejores que las novelas. El 'Fahrenheit 451' de Truffaut y su colaborador Jean-Louis Richard cuenta una historia mucho mejor pensada y trabada que el original de Bradbury. Lo mismo sucede ... con la 'Solaris' de Tarkovsky si la comparamos con la novela de Stanislav Lem o la reciente serie 'El hombre en el castillo' si la comparamos con la novela de Philip K. Dick.
El hecho es que en el cine las cosas tienen que entenderse, las historias tienen que tener sentido, los personajes tienen que relacionarse y los lugares (esto es importante) tienen que verse con toda claridad. Me dirán ustedes que también en las novelas, y estoy completamente de acuerdo: también las novelas deberían ser así.
En este caso las dos obras, la novela y la versión cinematográfica ('Stalker', de Tarkovski), son tan distintas que preferir una no significa despreciar la otra. 'Pícnic extraterrestre' me parece una novela magnífica, una de las mejores del difícil género de la ciencia-ficción. Yo la había leído hace años, sobre todo porque soy un fanático de Tarkovski y porque 'Stalker' es mi película favorita de todos los tiempos, pero esta vez me ha gustado mucho más, sin duda gracias a la excelente traducción de Raquel Marqués García y la preciosa edición de Sexto Piso.
La novela es en muchos aspectos más rica y compleja que la película y también más cruel, mientras que la película es más poética, más profunda y también más redonda. El «stalker» de la novela es un personaje despreciable, el de la película, uno de esos yurodivi o «tontos sagrados» del imaginario ruso.
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El tema de 'Pícnic extraterrestre' es el contacto con una civilización extraterreste y la dificultad de entendimiento mutuo entre ellos y nosotros. Se produjo una «visitación» de una cierta cultura alienígena que dejó en la tierra varias «zonas», ahora prohibidas y cerradas, en las que han aparecido infinidad de instrumentos capaces de las maravillas más asombrosas. Los «stalker» son personas dotadas de una intuición especial que les permite adentrarse en estas zonas, absolutamente letales para las personas sin sus dotes, y hacerse con estos instrumentos. Entre ellos se encuentra el más asombroso: una bola dorada que, en caso de que exista... Y ya no contaré más, porque no es de buena educación destripar los libros.
«La trituradora de carne» era una forma habitual de los rusos de referirse a la época de Stalin y a su sistema de terror y genocidio
Si queremos entender de qué trata 'Pícnic extraterrestre' debemos pararnos a considerar que en la zona a la que entra siempre Schuhart, llena de trampas mortales, hay un lugar especialmente peligroso llamado «la trituradora de carne». Pero «la trituradora de carne» era también una forma habitual de los rusos de referirse a la época de Stalin y a su sistema de terror y genocidio. Está escrito en un estilo «moderno» lleno de argot y palabrotas que produjo escándalo cuando apareció en la Unión Soviética en 1972. Es un gran libro. Si usted no suele leer ciencia ficción, pruebe con este. Puede que se sorprenda.
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Colaborador de ABC Cultural. Crítico de literatura.
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