Como era de esperar, la comparecencia de Juan Francisco Serrano -Juanfran en los adentros del PSOE- levantó interés. Nadie esperaba una revelación descomunal, pero quién sabe. Juanfran Serrano fue el número dos de Santos Cerdán en la Secretaría de Organización del PSOE. Juanfran Serrano fue alcalde de su pueblo, Bedmar y Garcíez, provincia de Jaén. Juanfran Serrano tiene "hipotecas" (lo dijo en plural) y un apartamento pagado de golpe en la calle más sanferminera de Pamplona -navarrico consorte-. Hemos aprendido algunas cosas de Juanfran Serrano durante su comparecencia en la Comisión de Investigación sobre la Operación Delorme en el Senado. La Operación Delorme es cosa de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil e indaga en el presunto trinconeo de Koldo García y allegados entre mascarillas y mordidas. Interesantísimo. Charles Delorme da nombre a las indagaciones de la UCO porque fue el primer médico en exigir a los sanitarios llevar mascarilla en los quirófanos. Era el siglo XVII. El ambiente en el Senado era de antesala cirujana.
A las 10.00 empezó el show. Como es mi costumbre, serené las expectativas observando algunos cuadros del Senado. Esta vez una tela de José Manuel Broto, pintor maño que vivía o vive en París. La pieza se titula Rito insolente. Óleo sobre lienzo. De gran formato: 195 x 160 centímetros. A modo de apunte: Broto pertenecía al Grupo Trama de Barcelona, del que era parte activísima entre 1973 y 1978 Federico Jiménez Losantos. Cómo os quedáis.
En la Sala Campoamor del Senado empieza la fiesta. Juanfran Serrano deja ver que viene con pocas ganas de hablar. Abre el concurso de tiro con arco María Mar Caballero (de UPN) sin el fervor de otras veces, pero sirvió a Serrano para estrenar el estribillo formidable de la mañana: "Míreme a la cara". Así lo dijo. El que comparecía exigió siete veces en sus distintas intervenciones que sus señorías le mirasen fijamente, un arranque de dignidad óptica. Eran los momentos más dramáticos de la comparecencia. Los más teatrales. Los más Scarlatta O'Hara: "Juro por Dios que no volveré a pasar hambre". Cada vez que este hombre rogaba a los senadores que no le quitasen las córneas de encima una emoción grandísima recorría la sala. Qué querrá decir. En qué morse habla. Esto nos preguntábamos. Terminó el interrogatorio la senadora de UPN y la mercancía aún era escasa. Recordaba vagamente al último verso de un soneto con estrambote de Cervantes: "Miró al soslayo, fuese y no hubo nada".
Con la teína baja en sangre tomó el relevo Ángel-Pelayo Gordillo, de Vox. A este también le soltó Juanfran Serrano la frase hechicera: "Míreme a los ojos". Como los hipnotizadores. Le faltó decir: "Siga mi dedo", hasta tumbarlo por pura sugestión. En un momento del galleo, el compareciente continuó soltando lastre respecto a Santos Cerdán, su jefe, su gurú y hoy su escarcha. Le faltó emular a Pedro Sánchez cuando confesó de Ábalos que era un gran desconocido en lo personal. Acojonante. El Cerdán de ahora no se parece en nada al hombre con el que Serrano trabajó estrechamente. Somos un asombro como especie. Serrano no aparece en los informes de la UCO. Conviene dejarlo claro. Serrano se acogió a la anilla del "no sé, no recuerdo, no tengo constancia". Hay en amnesias tan fuertes en la vida, yo no sé...
El momento vibrante lo desató el senador Francisco Bernabé, del PP. Lanzó preguntas de con calibre grueso. Preciso, sin rudeza, alertando sobre la frágil retentiva de Serrano. Después de escuchar las respuestas del segundo de Cerdán a Bernabé alguien podría haber dicho en voz alta aquel verso del poeta Vicente Gerbasi: "Venimos de la noche y hacia la noche vamos". Y no faltó el estribillo hechicero a la cuestión de cómo pagó a tocateja el piso pamplonica: "Míreme a los ojos... Con el sudor de mi frente". Los lugares comunes como este son un intento de ir hacia nuevas metas por el atajo. También habría estado fenomenal que aclarase quién es Leyre Díaz y por qué entregó un audio a Villarejo. Que no es periodista lo sabe todo el mundo. Serrano desplegaba a ratos una sonrisa de dos pliegues convocando alrededor más sombras. Entendí a este hombre: se trata de construir rápidamente el fuerte porque se han desbocado a su alrededor los apaches. Los apaches que estaban dentro. Y cada vez es más difícil apañar hoy las grietas del muro de pasado mañana. De un tinglado como el de Cerdán no se sale ileso. "Míreme a los ojos".