Política Debate sobre el Estado de la Comunidad Juanma Moreno vuelve a descartar un adelanto electoral y acusa a toda la oposición de seguir los dictados de Moncloa
"Quedan siete u ocho meses de legislatura; todavía están a tiempo de hacer algo por Andalucía", les lanza el presidente de la Junta a los grupos que le confrontan
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• ComentarEl presidente de la Junta, Juanma Moreno, al inicio de la sesión plenaria de este viernes.RAÚL CAROEFETeresa López Pavón SevillaSevillaActualizado Viernes, 28 noviembre 2025 - 13:16
• Política La oposición hurga en la corrupción en Almería para socavar la confianza en la "vía andaluza" de Juanma Moreno
• Política Juanma Moreno intenta recuperar la iniciativa política y reta al PSOE andaluz a plantarse frente a la propuesta de financiación autonómica de la ministra Montero
Las elecciones andaluzas se celebrarán en mayo o junio de 2026. La fecha se decidirá con criterios estrictos de agenda pero no habrá un adelanto, ni operativo ni técnico. Juanma Moreno viene descartándolo desde hace meses sin atender las voces de su partido que le animan a aprovechar la primera ventana de oportunidad que se le presente en el calendario. Y ha habido varias, dado que tanto Extremadura (en diciembre) como Castilla y León (en marzo) celebrarán elecciones antes que Andalucía.
Este viernes, durante la segunda sesión del Debate sobre el Estado de la Comunidad, Juanma Moreno ha vuelto a advertir que "a esta legislatura le quedan siete u ocho meses". Sólo cambiaría de opinión si Pedro Sánchez decide disolver el Parlamento [así lo ha reconocido públicamente en varias entrevistas], una opción que algunos analistas vuelven a contemplar ante el previsible fracaso (una vez perdida la confianza de la mayoría del Congreso) de su intento de sacar adelante la Ley de Presupuestos para 2026.
Con su declaración de intenciones en relación a lo que queda de legislatura, Juanma Moreno ha lanzado un mensaje a la oposición: "Si quieren trabajar por Andalucía aún están a tiempo", les ha dicho, tras ofrecerse a llegar a acuerdos en materias como la sanidad o la financiación autonómica, los dos caballos de batalla que han protagonizado el debate general sobre la situación de Andalucía, más allá de las acusaciones cruzadas sobre la corrupción.
Moreno se presenta a sí mismo como un dirigente "moderado" y "dialogante", que ha gobernado con mayoría absoluta sin recurrir el "rodillo" que le permitiría la superioridad numérica del Grupo Popular en el Parlamento. Pero la oposición anda empeñada en justo lo contrario: desmontar el "personaje" y retratarlo como un político "cínico" que se limita a dejar el "juego sucio" en manos de otros portavoces de su partido. "Usted sonríe y sus subordinados escupen", le recriminó el jueves Inmaculada Nieto (Por Andalucía). "Dése un paseo por las redes sociales para ver cómo su partido embarra la política", le animó.
El presidente de la Junta ha respondido a ese ataque con sus estadísticas, según las cuales casi el 50% de las propuestas aprobadas esta legislatura en la Cámara autonómica "pertenecen a otros grupos". "Si ustedes quieren trabajar en favor de Andalucía tienen todavía algo de tiempo. A esta legislatura le quedan siete u ocho meses, con lo cual tienen todavía tiempo para hacer algo", ha afirmado el presidente. "Si quieren seguir en el barro, la radicalidad, la confrontación y la mentira, irán cavando su propia tumba en términos electorales, así que yo les animo a que sean productivos, útiles y nos ayuden".
La línea argumental de Moreno en los últimos años pasa por mostrarse al margen del tacticismo que polariza y contamina el debate. Pero, a su vez, el presidente no desaprovecha la ocasión de describir a la oposición como una voz única que sólo sirve a los intereses de Moncloa, pese a que son cuatro los grupos parlamentarios que le dan la réplica en la Cámara andaluza. Durante el Debate sobre el Estado de la Comunidad, Moreno ha insistido en esa misma estrategia con la que intenta desacreditar todas las críticas que se le hacen relacionadas con la política sanitaria (tras la crisis de los cribados) o corrupción (tras el escándalo por las mordidas en la Diputación de Almería). En su manual de respuesta, el Grupo Socialista y Por Andalucía (Sumar) son socios y cómplices del "castigo sistemático" a Andalucía del Gobierno de Pedro Sánchez, no ya sólo en materia de financiación autonómica, sino también en inversiones para infraestructuras eléctricas o ferroviarias, en presupuestos para la Dependencia o en dotaciones para la Justicia. A Adelante Andalucía (el partido que fundó Teresa Rodríguez) no puede acusarle de lo mismo pero eso no impide que dé por sentado que sus diputados apoyarían una hipotética investidura de María Jesús Montero si se diesen los números. Y, por último, a Vox le acusa de hacerle el juego a los socialistas en el objetivo compartido de socavar la mayoría absoluta, en una versión renovada de la pinza a la que el PP se refiere como una "unión temporal electoral" (UTE).
"Habrá algunas cosas que han ido mejor y otras peor, pero no cabe duda de que la Andalucía de final de 2025 es mucho mejor en todos los ámbitos que la Andalucía que nos dejó el PSOE en 2018", ha defendido Moreno en su última intervención en el debate, tras recriminarle a la oposición que no tenga en cuenta en sus análisis los "indicadores objetivos" que desmontan su discurso "cenizo, amargo y sin propuestas". "No todo está hecho, pero lo que se ha hecho ha funcionado", ha añadido a modo de balance.
"Quedan siete u ocho meses de legislatura; todavía están a tiempo de hacer algo por Andalucía", les lanza el presidente de la Junta a los grupos que le confrontan
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Las elecciones andaluzas se celebrarán en mayo o junio de 2026. La fecha se decidirá con criterios estrictos de agenda pero no habrá un adelanto, ni operativo ni técnico. Juanma Moreno viene descartándolo desde hace meses sin atender las voces de su partido que le animan a aprovechar la primera ventana de oportunidad que se le presente en el calendario. Y ha habido varias, dado que tanto Extremadura (en diciembre) como Castilla y León (en marzo) celebrarán elecciones antes que Andalucía.
Este viernes, durante la segunda sesión del Debate sobre el Estado de la Comunidad, Juanma Moreno ha vuelto a advertir que "a esta legislatura le quedan siete u ocho meses". Sólo cambiaría de opinión si Pedro Sánchez decide disolver el Parlamento [así lo ha reconocido públicamente en varias entrevistas], una opción que algunos analistas vuelven a contemplar ante el previsible fracaso (una vez perdida la confianza de la mayoría del Congreso) de su intento de sacar adelante la Ley de Presupuestos para 2026.
Con su declaración de intenciones en relación a lo que queda de legislatura, Juanma Moreno ha lanzado un mensaje a la oposición: "Si quieren trabajar por Andalucía aún están a tiempo", les ha dicho, tras ofrecerse a llegar a acuerdos en materias como la sanidad o la financiación autonómica, los dos caballos de batalla que han protagonizado el debate general sobre la situación de Andalucía, más allá de las acusaciones cruzadas sobre la corrupción.
Moreno se presenta a sí mismo como un dirigente "moderado" y "dialogante", que ha gobernado con mayoría absoluta sin recurrir el "rodillo" que le permitiría la superioridad numérica del Grupo Popular en el Parlamento. Pero la oposición anda empeñada en justo lo contrario: desmontar el "personaje" y retratarlo como un político "cínico" que se limita a dejar el "juego sucio" en manos de otros portavoces de su partido. "Usted sonríe y sus subordinados escupen", le recriminó el jueves Inmaculada Nieto (Por Andalucía). "Dése un paseo por las redes sociales para ver cómo su partido embarra la política", le animó.
El presidente de la Junta ha respondido a ese ataque con sus estadísticas, según las cuales casi el 50% de las propuestas aprobadas esta legislatura en la Cámara autonómica "pertenecen a otros grupos". "Si ustedes quieren trabajar en favor de Andalucía tienen todavía algo de tiempo. A esta legislatura le quedan siete u ocho meses, con lo cual tienen todavía tiempo para hacer algo", ha afirmado el presidente. "Si quieren seguir en el barro, la radicalidad, la confrontación y la mentira, irán cavando su propia tumba en términos electorales, así que yo les animo a que sean productivos, útiles y nos ayuden".
La línea argumental de Moreno en los últimos años pasa por mostrarse al margen del tacticismo que polariza y contamina el debate. Pero, a su vez, el presidente no desaprovecha la ocasión de describir a la oposición como una voz única que sólo sirve a los intereses de Moncloa, pese a que son cuatro los grupos parlamentarios que le dan la réplica en la Cámara andaluza. Durante el Debate sobre el Estado de la Comunidad, Moreno ha insistido en esa misma estrategia con la que intenta desacreditar todas las críticas que se le hacen relacionadas con la política sanitaria (tras la crisis de los cribados) o corrupción (tras el escándalo por las mordidas en la Diputación de Almería). En su manual de respuesta, el Grupo Socialista y Por Andalucía (Sumar) son socios y cómplices del "castigo sistemático" a Andalucía del Gobierno de Pedro Sánchez, no ya sólo en materia de financiación autonómica, sino también en inversiones para infraestructuras eléctricas o ferroviarias, en presupuestos para la Dependencia o en dotaciones para la Justicia. A Adelante Andalucía (el partido que fundó Teresa Rodríguez) no puede acusarle de lo mismo pero eso no impide que dé por sentado que sus diputados apoyarían una hipotética investidura de María Jesús Montero si se diesen los números. Y, por último, a Vox le acusa de hacerle el juego a los socialistas en el objetivo compartido de socavar la mayoría absoluta, en una versión renovada de la pinza a la que el PP se refiere como una "unión temporal electoral" (UTE).
"Habrá algunas cosas que han ido mejor y otras peor, pero no cabe duda de que la Andalucía de final de 2025 es mucho mejor en todos los ámbitos que la Andalucía que nos dejó el PSOE en 2018", ha defendido Moreno en su última intervención en el debate, tras recriminarle a la oposición que no tenga en cuenta en sus análisis los "indicadores objetivos" que desmontan su discurso "cenizo, amargo y sin propuestas". "No todo está hecho, pero lo que se ha hecho ha funcionado", ha añadido a modo de balance.