Saturday, 06 de December de 2025
Economía

La catarsis ucraniana

La catarsis ucraniana
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La 'paz' en Ucrania que Donald Trump pretende acordar con Vladímir Putin pasa por anular la convicción existencial de un pueblo heroico. Leer
Ensayos liberalesLa catarsis ucraniana
  • TOM BURNS MARAÑÓN
1 DIC. 2025 - 02:20El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.EFE

La 'paz' en Ucrania que Donald Trump pretende acordar con Vladímir Putin pasa por anular la convicción existencial de un pueblo heroico.

Los que presumen de ser más o menos leídos suelen tener en la cabeza alguna frase suelta de los grandes que dedicaron su vida al estudio de la razón. Es el caso del cogito ergo sum, "pienso, luego existo", del francés René Descartes, el de sapere aude, "atrévete a saber", del alemán Immanuel Kant, o el de yo soy yo y mi circunstancia de nuestro José Ortega y Gasset en las tertulias patrias.

Entre las ponderadas locuciones emitidas por supremos de la inteligencia está una de Jorge, o George, Santayana, autor a comienzos del siglo pasado de The life of reason, (La vida de la razón), obra que publicó en Estados Unidos en cinco volúmenes y que subtituló "las fases del progreso humano". Nacido en Madrid y filósofo americano -porque se pasó cuarenta años dictando clases sobre la materia en la Universidad de Harvard- Santayana está en la conversación transatlántica desde que sentenció que "aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo".

A riesgo de caer en la pedantería, valen estas anotaciones porque señalan la catártica crisis que se les viene encima a las democracias liberales. Se acerca un aprieto vital para quienes ni han pensado en su existencia ni se han atrevido a profundizar en ella; para los que no han oteado su entorno y no saben cómo se llegó a donde se está.

En los próximos días y semanas Estados Unidos y Rusia, con Europa de pasivo espectador, van a decidir el destino de Ucrania. Los ucranianos no tendrán ni voz ni voto a la hora de decidir su propio porvenir. Se les presentará un plan de "paz" y se les dirá "lo tomáis o lo dejáis y os atenéis a las consecuencias".

La "paz" consiste en que Ucrania ceda parte de su territorio a quien la invadió, en que reduzca a mínimos sus fuerzas armadas y en que renuncie a tener una política exterior y de seguridad que refleje sus propios valores. Es la "paz" que quiere Rusia y es una capitulación. Es una puñalada por la espalda.

La estocada vendrá de la mano de Estados Unidos pero la empujará hasta la bola el "occidente" en su totalidad. Lo que debiera trastocar a los europeos es que sus gobiernos, empezando por el francés y el de Reino Unido, que como supuestos aliados de Ucrania fantaseaban con haber creado una "coalición de los voluntariosos" para auxiliarla, se pondrán de perfil.

Al adoptar los modales de Don Tancredo las democracias liberales se mostrarán conformes con la irreducible razón que asiste a quienes tiene el poder. Bendecirán el Might is right, como se dice en la anglo esfera. Al hacerlo echarán por la borda las civilizadoras enseñanzas que a lo largo de los siglos han acumulado y difundido los mejores de la raza humana.

Descartes, con su duda metódica, cuestionó todo lo que ofrecía incertidumbre en su siglo XVII para llegar a la verdad indudable, je pense, done je suis, que era la certeza de la propia existencia como ser pensante. En febrero serán cuatro años los que llevan los ucranianos afirmando su "ser" en el campo de batalla.

Ortega, sin ir más lejos, reconocería su hazaña bélica como la proclamación de un sugestivo proyecto de vida en común. La "paz" en Ucrania que Donald Trump pretende acordar con Vladímir Putin pasa por anular la colectiva convicción existencial de un heroico pueblo.

Los ucranianos han mostrado ante todo el mundo la audacia de plantarse ante el matón del barrio. Se lanzaron a defender su autodeterminación y lo hicieron porque saben en lo más íntimo de su ser que eso es lo que les cabe hacer a la gente digna. Su epopeya se enmarca en el kantiano espíritu crítico, ilustrado, idealista y emancipador que desde siempre los "hombres fuertes" han querido arrinconar. Hoy como ayer los déspotas exigen, y obtienen, la vergonzosa complicidad de quienes no se atreven a llevarles la contraria.

La "circunstancia" orteguiana es que Estados Unidos, la cuna de la democracia liberal, ha caído en el pozo del populismo identitario y renuncia a actuar como líder del mundo libre. Y es que Europa, encanecida y confusa, no tiene ni las posibilidades ni las ganas de ser fiel a los valores morales que acrecentaron su bienestar material. Estos valores han pasado a ser engorrosos porque mueven el mobiliario en su zona de confort. Y por lo tanto se ignoran.

Desde que fueron invadidos por Rusia en febrero 2022 "occidente" les ha dado a los ucranios lo suficiente para seguir luchando pero no lo necesario en el campo militar y en el diplomático para repeler al agresor. Ahora ni eso porque Europa da por buena la "paz" que negocia Estados Unidos con Rusia.

La catarsis le llegará a un viejo y olvidadizo continente porque la historia se repetirá.

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Fuente original: Leer en Expansión
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