Financial TimesLa crisis de la vivienda está empujando a la Generación Z hacia las criptomonedas y el nihilismo económico
• JOHN BURN-MURDOCH 28 NOV. 2025 - 18:19
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• Compartir en LinkedIn
• Enviar por emailLa reducción del esfuerzo laboral, el aumento del gasto en ocio y la inversión en activos financieros de riesgo (incluidas las criptomonedas) son desproporcionadamente comunes entre los adultos jóvenes que tienen pocas o ninguna perspectiva realista de poder permitirse una vivienda.DREAMSTIMEEXPANSION
Privados de una vivienda en propiedad, los adultos jóvenes están optando por un comportamiento financiero arriesgado.
Se ha convertido en un rito de iniciación para cada nueva generación de jóvenes adultos ser etiquetados de perezosos e irresponsables por sus mayores, pero la Generación Z probablemente lo ha pasado peor que la mayoría. Las acusaciones van desde la falta de esfuerzo en el trabajo hasta el derroche en lujos y una actitud de "vivir el momento" hacia inversiones arriesgadas como criptomonedas y NFT.
Hay dos diferencias importantes entre la Generación Z y las generaciones anteriores que se enfrentaron a un desprecio similar. La primera es que, en lugar de rechazar estas caracterizaciones, los veinteañeros de hoy han tendido a aceptarlas, recurriendo a neologismos como "renuncia silenciosa". La segunda es que nuevas evidencias sugieren que estos comportamientos son respuestas racionales al empeoramiento de las perspectivas económicas: en concreto, la creciente falta de acceso a una vivienda propia.
En el estudio pionero publicado la semana pasada Giving Up: The Impact of Decreasing Housing Affordability on Consumption, Work Effort, and Investment (rendición: el impacto del acceso decreciente a la vivienda en el consumo, el esfuerzo laboral y la inversión), economistas de la Universidad de Chicago y la Universidad Northwestern utilizaron datos detallados sobre las transacciones con tarjetas, el patrimonio y las actitudes de los estadounidenses para demostrar que la reducción del esfuerzo laboral, el aumento del gasto en ocio y la inversión en activos financieros de riesgo (incluidas las criptomonedas) son desproporcionadamente comunes entre los adultos jóvenes que tienen pocas o ninguna perspectiva realista de poder permitirse una vivienda. En cambio, la investigación de Seung Hyeong Lee y Younggeun Yoo concluye que aquellos para quienes la propiedad de una vivienda es una posibilidad más realista a medio plazo, o que ya son propietarios, asumen menos riesgos y se esfuerzan más en el trabajo.
He ampliado su análisis a Reino Unido y he encontrado un panorama similar. Los jóvenes inquilinos británicos con pocas esperanzas de ahorrar para depósito son mucho más propensos a asumir riesgos financieros (con apuestas en línea, por ejemplo) que sus contemporáneos que ya poseen una vivienda o la tienen al alcance.
Y lo que es más importante, Lee y Yoo utilizan datos de series temporales y precios locales de la vivienda para demostrar que la relación entre la vivienda inaccesible y el comportamiento económico parece ser causal. Los recientes aumentos en la asunción de riesgos financieros, el gasto en ocio y la reducción del esfuerzo laboral responden a los cambios en los incentivos económicos. A medida que la asequibilidad de la vivienda se deteriora, quienes creen que no pueden ser propietarios recurren a una combinación de apuestas arriesgadas y lo que la comentarista económica estadounidense Kyla Scanlon denomina "nihilismo financiero" (¿para qué esforzarse y ahorrar cuando de todos modos no será suficiente?) mientras que sus pares en mejor situación se aprietan el cinturón.
Los hallazgos sobre el esfuerzo en el trabajo son particularmente notables. La Generación Z suele caracterizarse por su falta de aguante en el entorno laboral; muchos empleados jóvenes han recurrido a las redes sociales para lamentarse de la inutilidad del horario de trabajo de nueve a cinco. La evidencia sugiere que estos cambios de creencias y comportamientos se basan en la realidad económica a medida que evoluciona. No es que las generaciones anteriores estuvieran más comprometidas con su trabajo porque los empleos de entonces fueran emocionantes, sino que aplicarse en el trabajo solía ser un medio para alcanzar un fin. Arrebatada la recompensa de ser propietario de una vivienda propia, todo parece inútil.
La misma conclusión se desprende de la creciente importancia de la ayuda parental para ascender en la escala social. Para la mayoría de los que compran su primera vivienda en EEUU, Reino Unido y Australia, el mayor obstáculo no es el salario, sino el desembolso inicial.¿Por qué quedarse hasta tarde en la oficina para terminar ese proyecto con la esperanza de un modesto aumento de sueldo cuando sabes que acabarás necesitando un depósito de seis cifras que, de todas formas, podrías tardar décadas en acumular?
Los resultados de estos estudios tienen implicaciones importantes. En primer lugar, subrayan la urgencia crítica de abordar la crisis del acceso a una vivienda en propiedad. El impacto, como podemos ver ahora, está desestabilizando la economía y la sociedad en general, colocando a muchos jóvenes adultos en un camino financiero resbaladizo donde los traspiés pueden resultar irrecuperables.
En segundo lugar, ponen de relieve la importancia de brindar a los jóvenes la educación financiera que necesitan para desenvolverse en un nuevo mundo donde, para muchos, la única esperanza de éxito es asumir grandes riesgos monetarios. Los jóvenes veinteañeros de hoy tienen muchas más probabilidades de terminar como inquilinos de por vida que sus padres. Esto significa que necesitarán más orientación que las generaciones pasadas sobre otras formas de acumular riqueza, así como las habilidades y el apoyo para saber que no todo está acabado.
Está muy bien lamentar el creciente nihilismo económico de las generaciones más jóvenes, y la evidencia lo confirma, pero se están limitando a jugar con las cartas que se les han repartido.
© The Financial Times Limited [2025]. Todos los derechos reservados. FT y Financial Times son marcas registradas de Financial Times Limited. Queda prohibida la redistribución, copia o modificación. EXPANSIÓN es el único responsable de esta traducción y Financial Times Limited no se hace responsable de la exactitud de la misma.
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• sociedad
• economíaLo que no se tiene en cuenta en la nostalgia por los años 90El FMI advierte que el aumento del gasto público no bastará para cambiar la situación de AlemaniaLa UE endurecerá la normativa sobre inversiones para hacer frente a China Comentar ÚLTIMA HORA
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Privados de una vivienda en propiedad, los adultos jóvenes están optando por un comportamiento financiero arriesgado.
Se ha convertido en un rito de iniciación para cada nueva generación de jóvenes adultos ser etiquetados de perezosos e irresponsables por sus mayores, pero la Generación Z probablemente lo ha pasado peor que la mayoría. Las acusaciones van desde la falta de esfuerzo en el trabajo hasta el derroche en lujos y una actitud de "vivir el momento" hacia inversiones arriesgadas como criptomonedas y NFT.
Hay dos diferencias importantes entre la Generación Z y las generaciones anteriores que se enfrentaron a un desprecio similar. La primera es que, en lugar de rechazar estas caracterizaciones, los veinteañeros de hoy han tendido a aceptarlas, recurriendo a neologismos como "renuncia silenciosa". La segunda es que nuevas evidencias sugieren que estos comportamientos son respuestas racionales al empeoramiento de las perspectivas económicas: en concreto, la creciente falta de acceso a una vivienda propia.
En el estudio pionero publicado la semana pasada Giving Up: The Impact of Decreasing Housing Affordability on Consumption, Work Effort, and Investment (rendición: el impacto del acceso decreciente a la vivienda en el consumo, el esfuerzo laboral y la inversión), economistas de la Universidad de Chicago y la Universidad Northwestern utilizaron datos detallados sobre las transacciones con tarjetas, el patrimonio y las actitudes de los estadounidenses para demostrar que la reducción del esfuerzo laboral, el aumento del gasto en ocio y la inversión en activos financieros de riesgo (incluidas las criptomonedas) son desproporcionadamente comunes entre los adultos jóvenes que tienen pocas o ninguna perspectiva realista de poder permitirse una vivienda. En cambio, la investigación de Seung Hyeong Lee y Younggeun Yoo concluye que aquellos para quienes la propiedad de una vivienda es una posibilidad más realista a medio plazo, o que ya son propietarios, asumen menos riesgos y se esfuerzan más en el trabajo.
He ampliado su análisis a Reino Unido y he encontrado un panorama similar. Los jóvenes inquilinos británicos con pocas esperanzas de ahorrar para depósito son mucho más propensos a asumir riesgos financieros (con apuestas en línea, por ejemplo) que sus contemporáneos que ya poseen una vivienda o la tienen al alcance.
Y lo que es más importante, Lee y Yoo utilizan datos de series temporales y precios locales de la vivienda para demostrar que la relación entre la vivienda inaccesible y el comportamiento económico parece ser causal. Los recientes aumentos en la asunción de riesgos financieros, el gasto en ocio y la reducción del esfuerzo laboral responden a los cambios en los incentivos económicos. A medida que la asequibilidad de la vivienda se deteriora, quienes creen que no pueden ser propietarios recurren a una combinación de apuestas arriesgadas y lo que la comentarista económica estadounidense Kyla Scanlon denomina "nihilismo financiero" (¿para qué esforzarse y ahorrar cuando de todos modos no será suficiente?) mientras que sus pares en mejor situación se aprietan el cinturón.
Los hallazgos sobre el esfuerzo en el trabajo son particularmente notables. La Generación Z suele caracterizarse por su falta de aguante en el entorno laboral; muchos empleados jóvenes han recurrido a las redes sociales para lamentarse de la inutilidad del horario de trabajo de nueve a cinco. La evidencia sugiere que estos cambios de creencias y comportamientos se basan en la realidad económica a medida que evoluciona. No es que las generaciones anteriores estuvieran más comprometidas con su trabajo porque los empleos de entonces fueran emocionantes, sino que aplicarse en el trabajo solía ser un medio para alcanzar un fin. Arrebatada la recompensa de ser propietario de una vivienda propia, todo parece inútil.
La misma conclusión se desprende de la creciente importancia de la ayuda parental para ascender en la escala social. Para la mayoría de los que compran su primera vivienda en EEUU, Reino Unido y Australia, el mayor obstáculo no es el salario, sino el desembolso inicial.¿Por qué quedarse hasta tarde en la oficina para terminar ese proyecto con la esperanza de un modesto aumento de sueldo cuando sabes que acabarás necesitando un depósito de seis cifras que, de todas formas, podrías tardar décadas en acumular?
Los resultados de estos estudios tienen implicaciones importantes. En primer lugar, subrayan la urgencia crítica de abordar la crisis del acceso a una vivienda en propiedad. El impacto, como podemos ver ahora, está desestabilizando la economía y la sociedad en general, colocando a muchos jóvenes adultos en un camino financiero resbaladizo donde los traspiés pueden resultar irrecuperables.
En segundo lugar, ponen de relieve la importancia de brindar a los jóvenes la educación financiera que necesitan para desenvolverse en un nuevo mundo donde, para muchos, la única esperanza de éxito es asumir grandes riesgos monetarios. Los jóvenes veinteañeros de hoy tienen muchas más probabilidades de terminar como inquilinos de por vida que sus padres. Esto significa que necesitarán más orientación que las generaciones pasadas sobre otras formas de acumular riqueza, así como las habilidades y el apoyo para saber que no todo está acabado.
Está muy bien lamentar el creciente nihilismo económico de las generaciones más jóvenes, y la evidencia lo confirma, pero se están limitando a jugar con las cartas que se les han repartido.
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