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El declive de las fábricas de las dos mayores economías del bloque lleva a contracción al conjunto del sector manufacturero de la zona euro, pese a la resiliencia de países como España e Italia.
La actividad en la zona euro sigue deparando más sinsabores que alegrías, fruto esencialmente del hondo bache por el que atraviesan su dos mayores economías: Alemania y Francia. El comercio se resiente del mal acuerdo arancelario sellado con Estados Unidos, lo que se plasma en la caída global de las exportaciones europeas (un 7,1% en el segundo trimestre y un 0,8% en el tercero) y en la progresiva mengua del superávit comercial del bloque comunitario, que ha pasado de un saldo positivo de 54.000 millones de euros en el primer trimestre de este año a poco más de 28.000 millones en el tercero. Y si el comercio de bienes sufre y se encoge por el nuevo y distorsionado escenario geopolítico y geoeconómico, también lo hace la industria del Viejo Continente por efecto de la caída de los nuevos pedidos, reflejo, a su vez, de "una renovada debilidad de la demanda".
Este deterioro del sector manufacturero de la zona euro queda patente en los índices PMI de noviembre, publicados ayer por S&P Global, que muestran la entrada en recesión de la industria del bloque de la moneda única lastrada por Alemania y Francia. En concreto, el indicador global retrocedió el mes pasado hasta los 49,6 puntos desde los 50 que marcaba en octubre, marcando su cota más baja en cinco meses, adentrándose en terreno de contracción y corroborando así los estragos que la incertidumbre internacional y el pulso comercial con EEUU, aun con el pacto sellado con la Administración Trump, están causando en las estructuras productivas de la eurozona.
Aunque los vientos de debilidad empiezan a ser generalizados, el foco se concentra en Alemania y Francia, las dos mayores economías de la eurozona (entre ambas representan alrededor del 40% del PIB del bloque de la moneda única), ya que en el resto de países analizados sus industrias resisten ligeramente por encima de los 50 puntos que trazan la frontera entre el crecimiento (por encima de esa cota) y la contracción (por debajo de ella). Entre ellas, el sector manufacturero español, que sigue creciendo aunque pierde fuelle.
Pese a que son mayoría los países que siguen en territorio de expansión, como Irlanda, con 52,8 puntos; Grecia, con 52,7; Países Bajos, con 51,8, o España, con 51,5, la fuerza centrifugadora de Alemania y Francia, y el peso de ambos países en el PIB, es tan grande que arrastra al conjunto del bloque hasta la recesión. En Alemania, el índice PMI manufacturero se hundió hasta los 48,2 puntos, mientras que en Francia lo hizo hasta los 47,8 puntos, en ambos casos sus niveles más bajos en nueve meses. Esto es, el diagnóstico de las dos mayores economías del euro empeora.
Alemania, decepción
En el caso de Alemania, las encuestas a empresas y gestores de compras empiezan a mostrar cierto sentimiento de decepción con "la actuación del Gobierno federal hasta la fecha, y podría estar arraigándose una peligrosa sensación de resignación respecto a la capacidad del país para recomponerse", advirtió Cyrus de la Rubia, economista jefe del Hamburg Commercial Bank, entidad que, junto a S&P Global, elabora los índices PMI. Aunque el experto cree que la principal baza de la economía germana para resurgir de sus cenizas sigue siendo el ambicioso plan de inversión prometido en Defensa e infraestructuras, que puede alcanzar el billón de euros en una década, de momento la economía alemana sigue varada. El PIB alemán se estancó en el tercer trimestre después de contraerse un 0,2% en el segundo.
En Francia, la situación no es mucho mejor ante la prolongada crisis política que atraviesa el país, donde la incertidumbre "está llevando a muchas empresas a posponer sus decisiones de inversión", señaló De la Rubia. Aunque el PIB francés aceleró inesperadamente hasta el 0,5% entre julio y septiembre, dos décimas por encima del trimestre anterior, la falta de visibilidad de sus políticas económicas está pasando factura a la economía gala, donde la producción industrial no solo acelera su ritmo de contracción, sino que además ha visto caer el empleo por primera vez desde abril del año pasado.
El sector manufacturero español, un "rayo de esperanza" en el bloque
Con las industrias de las dos mayores economías del euro gripadas, las fábricas de España y, en menor medida, de Italia, se erigieron en noviembre en "rayos de esperanza" para el sector manufacturero del bloque de la moneda única gracias al aumento de la entrada de nuevos pedidos, lo que sugiere que "la producción seguirá expandiéndose en estos países durante los próximos meses", según el último informe de S&P Global sobre los índices PMI, correspondiente a noviembre.
En el caso español, el PMI de su sector manufacturero se situó en 51,5 puntos, en terreno de expansión pero 6 décimas por debajo de los 52,1 registrados en octubre y su mínima de dos meses. Esto es, el sector manufacturero español resiste y sigue creciendo, pero a menor ritmo, con las empresas reacias a nuevas contrataciones y con bajadas de precios para espolear las ventas, lo que quiere decir que su crecimiento "se produjo en parte debido a una disminución de los márgenes de beneficios".
Menos boyante es la situación de las factorías italianas que, según S&P Global, "no muestran un impulso particular", aunque "al menos están creciendo tras la contracción registrada en septiembre y el estancamiento de octubre". Pese a la aparente resiliencia de España e Italia, cuarta y tercera economías del euro, respectivamente, su músculo es insuficiente para tirar del carro europeo. De hecho, para el economista jefe del Hamburg Commercial Bank, Cyrus de la Rubia, "el panorama actual de la zona euro es desalentador", ya que el sector manufacturero no solo no logra salir del estancamiento, sino que, a través de sus dos economías más grandes, incluso ha entrado en contracción.
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