Alcanzar los objetivos de electrificación requiere inversiones, diversificación de las fuentes y de las cadenas de suministro y resiliencia de los sistemas, en un entorno de volatilidad geoestretégica y climática.
Los ciudadanos van a notar cada vez más en sus bolsillos el coste de los efectos de los riesgos naturales -geofísicos como terremotos y tsunamis, meteorológicos extremos y eventos relacionados como tormentas, inundaciones, sequías, olas de calor e incendios forestales- en las infraestructuras energéticas. Es lo que ha ocurrido en España con la dana que afectó al Levante, por la que el Boletín Oficial del Estado recoge unos daños en la infraestructura eléctrica cercanos a 100 millones de euros, cuyo "importe final se cargará en el recibo de los consumidores".
También en España, otro tipo de riesgo se evidenció con lo que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) llama Apagón Ibérico, ocurrido el 28 de abril pasado, que interrumpió el suministro eléctrico en España, Portugal y partes del sur de Francia y afectó a más de 50 millones de personas. "El incidente demuestra que la seguridad eléctrica en los sistemas modernos depende no sólo de la generación, sino también de la calidad del funcionamiento de la red y del comportamiento de todos los activos conectados", resume la AIE.
El Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC), contempla como objetivos para 2030: un 55% de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 2005; un 43% de mejora de la eficiencia; un 48% de renovables sobre el uso final de la energía; un 81% de renovable en la generación eléctrica, y 19 gigavatios (GW) de autoconsumo y 22,5 GW de almacenamiento, además de una tasa de electrificación de la economía del 35%. Y todo ello en un contexto en el que las amenazas geoestratégicas, las demandas energéticas del vehículo eléctrico o los centros de datos para el desarrollo de la IA, y los riesgos climáticos hacen esencial garantizar la independencia y seguridad energéticas. Y sin tener claro el futuro de las centrales nucleares en España.
Objetivos
Lograr dichos objetivos entraña múltiples desafíos. El World Energy Outlook 2025 de la AIE, describe algunos de los retos que conlleva la transición energética.
1 Geopolítico
Las preocupaciones sobre la seguridad y la asequibilidad del suministro energético se han intensificado, lo que ha llevado a los países a priorizar las consideraciones de seguridad en las decisiones políticas y de inversión. Muchos países están recurriendo a fuentes de energía más diversificadas o autóctonas para reducir la exposición al riesgo geopolítico.
2 Meteorológico
El aumento del riesgo de interrupciones por fenómenos meteorológicos extremos ha elevado la resiliencia y diversidad de las fuentes de suministro al rango superior de la agenda política. Al mismo tiempo, el alcance de la seguridad energética se ha ampliado.
3 Minerales críticos
Sustentan una amplia gama de tecnologías energéticas e industriales, y son un ejemplo claro de los nuevos peligros. Estos minerales son vitales para las redes eléctricas, baterías y vehículos eléctricos, pero también desempeñan un papel crucial en chips de IA, motores a reacción, sistemas de Defensa y otras industrias estratégicas. La cuota media de mercado de las tres principales naciones refinadoras de minerales energéticos clave aumentó de alrededor del 82% en 2020 al 86% en 2024.
4 Concentración de suministros
En el sector solar fotovoltaico, China posee más del 80% de la capacidad manufacturera global en todas las etapas de la cadena de suministro. En la energía eólica, representa casi el 80% de la producción de góndolas y más del 70% de la fabricación de palas. El dominio del país asiático es aún más fuerte en baterías, donde controla al menos el 85% de la capacidad en toda la cadena de valor y más del 95% en el caso de los ánodos. Una interrupción del 10% en las exportaciones de imanes de tierras raras podría afectar la producción de 6,2 millones de coches convencionales, o casi un millón de motores industriales, 230.000 aviones civiles, o la construcción de más de 650 centros de datos de IA a hiperescala. Recientemente, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) advirtió de nuevos parones en la producción por falta de chips, como ya ocurrió en la pandemia.
5 Seguridad eléctrica
La AIE asegura que "a medida que la cuota de electricidad en la mezcla energética global aumenta, la necesidad de garantizar la resiliencia y seguridad de los sistemas eléctricos está pasando a lo más alto de la agenda de la política energética. Y pone como ejemplo los recientes apagones en Chile y la Península Ibérica. Por ello, el almacenamiento y las baterías cobran un papel relevante.
Inversión, el sexto reto
El Global Landscape of Energy Transition Finance 2025 de la Agencia Internacional de la Energía Renovable (IRENA) asegura que "las inversiones en la transición energética aumentan, pero no al ritmo necesario para alcanzar los objetivos climáticos. Se necesita apoyo político dedicado y soluciones de financiación adaptadas para cubrir la escasez". China y las economías avanzadas son los principales centros de innovación, despliegue y creación de valor, y representan más del 90% de las inversiones en el despliegue de tecnologías de transición energética". Por otra parte, las inversiones en este campo energética se han sofisticado.
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