Saturday, 06 de December de 2025
Economía

Planes de pensiones: 30 años en su laberinto

Planes de pensiones: 30 años en su laberinto
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Las gestoras viven momentos de incertidumbre tras la reforma de Escrivá en el ahorro jubilación, que lastra las aportaciones a estos productos. para esquivar el atolladero reiteran sus reivindicaciones, sin que se atisbe una salida en el horizonte. Leer
AnálisisPlanes de pensiones: 30 años en su laberinto
  • E. DEL POZO
1 DIC. 2025 - 02:05DREAMSTIMEEXPANSION

Las gestoras viven momentos de incertidumbre tras la reforma de Escrivá en el ahorro jubilación, que lastra las aportaciones a estos productos. para esquivar el atolladero reiteran sus reivindicaciones, sin que se atisbe una salida en el horizonte.

Las gestoras de planes de pensiones llevan más de 30 años inmersas en un laberinto al que no encuentran salida satisfactoria, algo que para ellas sería hacerse fuertes ante la imposibilidad futura, dicen, de mantener las pensiones públicas como están hoy.

Mantienen el mismo discurso prácticamente desde la creación de estos productos, aunque algunas cosas han cambiado a peor.

En los últimos meses de cada año las entidades lanzan sus campañas de incentivos para captar ahorro en estos productos. Pero las cosas ya no son lo que eran.

Antes, los escaparates de bancos y aseguradoras se llenaban de ganchos publicitarios con bonificaciones económicas, jamones y televisores de plasma.

Pero el foco más potente eran los suculentos beneficios fiscales, más atractivos para las rentas altas capaces de agotar los topes de ahorro fijados con una deducción en el IRPF, que podía superar el 40% de la aportación hecha y colocarse alrededor de 5.000 euros anuales para una aportación de 12.500 euros, la máxima fijada en 2006 tras un acuerdo entre CiU y el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Ahora estos escaparates han desaparecido y las campañas de bonificación existen, pero hay que buscarlas, no saltan a la vista.

Ya no son una forma de atraer las aportaciones de los partícipes que esperaban a final de año para optimizar sus cuentas con Hacienda. A día de hoy, buscan arrebatar ahorradores a la competencia, algo que pretendían antes, pero no de forma prácticamente exclusiva como ahora.

Reforma

El antes y el después lo marca la reforma del que fuera ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, actual gobernador del Banco de España.

La filosofía de esta reordenación lastró los planes de pensiones individuales para beneficiar los colectivos.

Los de particulares recortaron su aportación tope y su beneficio fiscal de 8.000 euros anuales a 2.000 en 2021 y a 1.500 euros desde 2022.

Esta rebaja es la puntilla para este ahorro, como dijo Ignacio Garralda, el presidente de Mutua Madrileña, el martes pasado en su Observatorio de Pensiones.

La medida ha impedido la entrada de 12.500 millones en aportaciones a estos productos, según Inverco, y ha ahorrado 580 millones anuales a las arcas públicas.

En la otra cara de la moneda se coloca el aumento de los incentivos fiscales para los planes de empleo para funcionarios, trabajadores de empresas y autónomos.

Administración y gestoras coinciden en la conveniencia de primar este ahorro, pero no están de acuerdo en hacerlo a costa de los planes de particulares.

Las entidades, con la filosofía de "al mal tiempo buena cara", se han puesto manos a la obra para tratar de sacar partido a las nuevas reglas del juego. Pero no es fácil.

El dinero captado por los planes colectivos tras la reforma no compensa la disminución de los productos de particulares y se concentra en el plan de la construcción, que suma 822.900 partícipes, pero solo 221 millones de patrimonio.

El hándicap de estos productos es que su impulso está ligado a la negociación colectiva y si no se logran acuerdos sectoriales para lanzarlos, su desarrollo es complicado. Nada indica que a corto o medio plazo esté encima de la mesa la constitución de uno de estos planes.

Promoción pública

La reforma Escrivá introdujo la creación de los fondos de pensiones de promoción pública, adjudicados a finales de 2023 a CaixaBank, BBVA, Santander, Ibercaja y Caser.

Se configuraron para reducir los costes de gestión y ser una vía para que los planes de todas las modalidades pudieran invertir en ellos y lograr más rentabilidad para los partícipes.

El compromiso de las gestoras es captar 500 millones de euros en tres años, lo que hace un total de 2.500 millones. Pero no han logrado ni un euro. No se han puesto en marcha.

La pelota para su lanzamiento está en el tejado de la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, que heredó este proyecto de Escrivá.

Pero no acaban ahí los obstáculos. En el hipotético caso de que los fondos echen a andar, el siguiente escollo será convencer a los sindicatos para que lleven el dinero de los planes a los fondos de promoción pública.

Los sindicatos forman parte de las comisiones de control de los planes de empleo y participan en las decisiones de sus inversiones, ya que las aportaciones a estos productos son salario diferido.

Trasladar su cartera a algún fondo de promoción pública supondría renunciar a este control y no parece que estén por la labor.

CCOO ya ha dicho que los fondos Escrivá podrían convertirse en grandes contenedores vacíos. De momento, no hay ni oferta de contenedores.

Las gestoras no ceden en su objetivo para encontrar una salida al atolladero en el que se encuentran.

Insisten, como siempre, en el aumento de los beneficios fiscales del ahorro en planes, que ahora quieren equiparar con el de las EPSV (entidades de previsión social voluntaria) del País Vasco, con similitudes con los fondos de pensiones.

Reiteran su ya conocida reivindicación de la adhesión automática de todos los trabajadores a los planes de empleo, algo que podría chocar con la Constitución.

La UE apunta también caminos similares para impulsar este ahorro y ha creado el plan de pensiones europeo que, de momento, parece también un contenedor vacío.

Solo un consenso entre todas las partes implicadas -Administración, partidos políticos, empresas, gestoras, patronales y sindicatos- permitiría una reforma eficiente, pero es muy difícil que esto ocurra.

La llegada del PP al Gobierno podría aumentar el beneficio fiscal de los planes, aunque no es previsible que alcance las cotas más elevadas del pasado.

El sector sigue en un atolladero sin una salida que considere adecuada en el horizonte.

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Fuente original: Leer en Expansión
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