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'La delgada línea roja' es una película que, lo confieso, me pareció muy aburrida. Siempre pensé que esa historia introspectiva sobre la Segunda Guerra Mundial habría funcionado mejor como una novela.
Esa novela la ha escrito Eduardo Sacheri con 'Qué quedará de nosotros', ... en la que se enfrenta a la 'bête noir' de la historia argentina que es la guerra de Las Malvinas.
Lo primero que llama la atención es ese 'nosotros' que remite a su novela anterior, 'Nosotros dos en la tormenta' donde Sacheri narraba los dilemas de dos jóvenes pertenecientes a la guerrilla urbana en los meses anteriores al golpe de estado de Jorge Videla en marzo de 1976. En este sentido, ambas novelas forman un díptico que ayudaría a entender tanto el advenimiento de la dictadura como su caída.
No obstante, en su nueva novela Sacheri reitera una aproximación lo más cercana posible a los personajes, sin detenerse a ofrecer mayores precisiones históricas. Una decisión sabia pues la trama fluye a la velocidad vertiginosa de sus diálogos, de sus capítulos cortos como escenas de serie de televisión y del cambio constante del punto de vista del narrador para dar cabida a los múltiples personajes.
Entre estos, destacan tres: el Conejo, el Negro y Carlitos. Tres amigos que hicieron la mili en el año 62, tan inseparables que los llaman 'Los Panchos'. La historia de cada uno se narra en la primera parte, 'Las islas', de factura más cinematográfica que novelesca. Por momentos, me pareció estar leyendo un guion engordado.
Es en la segunda parte, 'La guerra', donde la trama se vuelve más densa, reflexiva, agobiante. Es una novela bélica en la que no solo no hay casi muertos, sino que incluso el enemigo solo aparece por las huellas que va dejando (una barca amarrada a una orilla) o a través de visores especiales, esos que dieron título a la novela de Ricardo Piglia 'Blanco nocturno'.
Así, el enfrentamiento verdaderamente interesante se da dentro de las filas del propio ejército argentino. Es la tensión que mantienen el teniente primero Quinteros, eje moral de la novela, y el mayor Camargo, que encarna la autoridad despiadada, para quienes sus subordinados son solo piezas en el ajedrez en el ascenso militar.
Reitera una aproximación lo más cercana posible a los personajes, sin detenerse a ofrecer mayores precisiones históricas
La sagacidad de Quinteros choca constantemente contra la ceguera de Camargo, configurándose de esta manera la tragedia. Una guerra cada vez más terrible y patética mientras los partes oficiales son cada vez más mentirosos y entusiastas. Y en un momento en que ni siquiera el fútbol pudo brindar una alegría. La selección Argentina del 82 no logró repetir la hazaña del Mundial del 78 y hubo que esperar al de México 86, con Diego Armando Maradona guiado por 'la mano de Dios', para vengarse de Inglaterra.
En medio de este escenario, se yergue la pregunta central del relato: ¿qué quedará de todo esto? Cuestión que, a nivel de la intriga, se traduce en: ¿cuál de Los Panchos morirá? El narrador va dando pistas, inciertas, posibles. El final de la novela es cónsono con el desarrollo de la trama. En este punto, Sacheri ha logrado que el lector se interese por el destino de sus tres personajes. Y si forzosamente uno debe caer, el duelo por esa pérdida resultará inevitable.
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