«A este paso se va tener que empadronar en Extremadura». Suena el himno de España y comienza otro acto de Santiago Abascal y los seguidores extremeños de Vox vuelven a llenar otro pabellón, teatro o plaza. Da igual. El miércoles por la tarde en Badajoz. Por la mañana en Jerez de los Caballeros. La noche antes en Villanueva de la Serena, la ciudad donde gobernó Miguel Ángel Gallardo -el candidato procesado del PSOE- durante 21 años con amplias mayorías absolutas. El lunes, la cita fue en Guadalupe. Y el viernes será en Cáceres. Toda la semana en Extremadura. Pero en la anterior fue igual.
Desde que María Guardiola -la tiene entre ceja y ceja en cada acto en el que toma la palabra- pulsó el botón electoral, el líder de Vox no deja de pisar Extremadura. «Parece él el candidato», apunta Víctor Sánchez del Real, consultor y profesor de Comunicación, máximo responsable de la campaña anterior de este partido en Extremadura pero sobre todo el que creó el movimiento en esta comunidad autónoma. Apartado justo después de las elecciones autonómicas del 2023, no participó en las duras negociaciones con la presidenta regional del PP para llegar a un acuerdo de gobernabilidad.
Si entonces Vox obtuvo cinco diputados y fue la llave de la presidencia de la Junta de Extremadura, todo apunta a que hora será el candado. La encuesta de Sigma Dos le otorga el 13% de los votos (entre 8 y 9 diputados), con una subida con respecto a hace dos años y medio de casi cinco puntos. El estudio del CIS de Tezanos le dispara aún más: entre diez y doce escaños y el 14,2% de votos.
Aunque algunos barómetros adjudican a Vox ya el 20% de intención de voto a nivel nacional, que duda cabe que esta primera cita electoral en Extremadura vuelve a colocar al partido de Abascal en el foco por esa posibilidad real de ser la fuerza decisiva. «Vox avanza como un pánzer, con sistema propio y velocidad, consistencia y un solo candidato: Abascal», indica Sánchez del Real, pese a que el verdadero cabeza de cartel es Óscar Fernández, presidente de Vox en Cáceres y portavoz en la Asamblea de Extremadura.
La presidenta de Extremadura y candidata a la reelección por el PP, María Guardiola, presenta su programa en Badajoz.EFEEn los carteles para anunciar los actos por toda Extremadura, con la imagen significativa de cada localidad y el lugar y hora del mitin, sólo aparece la imagen de Abascal. «Hay que valorar positivamente el esfuerzo de campaña y seriedad con la que se ha tomado Vox estas elecciones en Extremadura», apunta Víctor del Real, sorprendido por la «dejadez» del PSOE. Abascal culpa de todos «los males» tanto en España como en Extremadura en todas y cada una de sus comparecencias al «bipartidismo». No hay distinción. Si el Gobierno de España ha decretado la orden de cierre de la central nuclear de Almaraz, uno de los temas claves de la campaña, allá va Abascal a la comarca del Campo Arañuelo (dos veces ha estado en Talayuela, el 21 y el 28 de noviembre), se pone la camiseta de «Energía Nuclear, sí gracias» y le echa la culpa a Sánchez y... a Guardiola.
Todo está perfectamente medido para convertirse él en el refugio de la indignación con la clase política que recorre España. «Yo he sido ex concejal del PSOE y mi padre, alcalde socialista, y te vamos a votar», escuchó en esa zona del norte de Extremadura. Va en volandas. A pie de calle. Y se atreve en todos los escenarios posibles y en cualquier formato. El lleno está más que asegurado. Mucha gente joven, pero también mayores, y la bandera de España como símbolo.
«Creo que Guardiola no es consciente de la caja de pandora que ha abierto que lleva a una negociación endiablada con Vox y alternativas que saldrían carísimas a su jefe nacional (por Feijóo), a una repetición electoral o incluso a una sustitución por incapacidad para cuajar gobierno», barrunta este experto en comunicación política. Según su análisis desde el aspecto de la narrativa electoral, la presidenta de la Junta «parece estar a verlas venir en un plan 'me lo merezco' mientras el PSOE de Gallardo, como cochino al que le pilla un coche con los faros en una carretera secundaria». De todo ello, se aprovecha la formación de Abascal.