Monday, 15 de December de 2025
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El fin de un ciclo político

El fin de un ciclo político
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El autor sostiene que este fin del ciclo político requiere la activa participación de los mejores socialistas en el entierro de Frankenstein. Leer
Ensayos liberalesEl fin de un ciclo político
  • TOM BURNS MARAÑÓN
15 DIC. 2025 - 00:31El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto con José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García, en 2017.Fernando Díaz (Araba Press)

El autor sostiene que este fin del ciclo político requiere la activa participación de los mejores socialistas en el entierro de Frankenstein.

Los ciclos políticos comienzan, mudan y se desfiguran, concluyen y se suceden. Esto se sabe desde que estaba en la conversación de los mejores en la antigua Atenas. Con el paso del tiempo, la monarquía benefactora se convertiría en tiranía y el gobierno de la chusma enterraría la democracia. El escenario de la convivencia humana se transforma como lo hace la playa con el flujo de las mareas.

La actual legislatura, que es la XV desde la constituyente, se agotará en 2027, año que celebrará el cincuentenario de las primeras elecciones en el proceso de transición de la dictadura al pluralismo político. Seguramente finalizará antes porque ya, tras casi medio siglo de monarquía constitucional y parlamentaria, se ha consumido un ciclo político. Las Cortes están irremediablemente bloqueadas y desprestigiadas y el gobierno es un zombi denostado. Hace que vive pero los demás saben que es un cadáver.

Con alguna que otra excepción, los ciclos políticos suelen acabar en crispación y desorden. Es ley de vida que el poder rara vez se traspasa de buena gana y que el posterior ajuste de cuentas generalmente dista mucho de ser sutil. En el fondo todo fin de ciclo esencialmente consiste en un quítate tú que me pongo yo. Con frecuencia se recurre a la palabra catarsis para describir como ese recambio impacta sobre la sociedad.

Kátharsis, en griego, significa purga y viene del verbo kathairein que quiere decir limpiar. Aristóteles puso catarsis en boga para describir la purificación que experimenta el espectador de un drama cuando siente miedo y compasión al contemplar la tragedia. Eso resuena hoy en el oído hispano. Más de dos milenios después muchos españoles se dicen que la política en estos pagos necesita una muy profunda purificación: una catarsis en toda la regla.

Compasión, lo que es misericordia y piedad, no siente nadie por la impúdica mafia del sanchismo. Diga lo que diga el Centro de Investigaciones Sociológicas de Félix Tezanos, a todos los pringados del cohecho y de la malversación la inmensa mayoría de ciudadanos hechos y derechos que pagan sus impuestos los quiere en la cárcel.

Con cada sanchista que pasa al calabozo se brinda por la Unidad Central Operativa de la Benemérita y por la judicatura en el bar de la esquina a la hora del aperitivo. Lo que quieren los parroquianos es una edición española de Mani Pulite, Manos Limpias, la investigación judicial que en Italia destapó una extensa red de corrupción entre partidos políticos, administraciones públicas y empresas.

Aquello en el país transalpino sí que fue un fin de ciclo político. Fue el acabose del partido Cristiano Demócrata, el eterno árbitro de la vida pública italiana, y del Partido Socialista cuyo jefe, el ex primer ministro Bettino Craxi, huyó a Túnez, donde murió, para evadir una pena de 27 años. Si las manos limpias de aquí no encarcelan a Pedro Sánchez, al menos que se marche a Marruecos y que se quede ahí.

Lo del miedo que también apuntaba Aristóteles como sentimiento catártico que produce una representación teatral, es otra cosa. Los hay que recelan de una ruptura. Temen que será traumática por aquello de "lo que pueda venir." Y luego está la clientela que depende del statu quo.

El sanchismo no dice "o nosotros o el caos". Quienes han tenido dos secretarios de organización entrando y saliendo del penitenciario por ser presuntos corruptos no pueden presumir de ser garantes del orden y la buena conducta. Pero el régimen Frankenstein sí dice que la alternativa es la larga y opresiva noche del franquismo.

El relato se conoce. Por muy trastornado que esté, por muchas manzanas podridas que acumule su despensa, el sanchismo al menos está en "el lado correcto de la historia". Tuvo la audacia de exhumar a Franco. No se ha de minusvalorar el lavado de cerebro que ha logrado, y que sigue consiguiendo, la "Memoria Democrática".

Sánchez ha importado el cínico sectarismo del régimen chavista y al verse acorralado se radicalizará aun más de lo que ya lo está. Los socialistas decentes, que lo hay y son muchos, tienen salir a la tribuna y a la calle para así facilitar el tránsito cuando Sánchez pierda el poder. No es cuestión de si lo pierde sino de cuándo, porque perder el poder, lo perderá.

Para el bien de todos, este fin del ciclo político requiere la activa participación en el entierro de Frankenstein de los mejores del socialismo democrático español. Entre los sepultureros han de estar los jarrones chinos del partido, los que vieron sus carreras truncadas por el sectarismo sanchista y los que, como el presidente de Castilla-La Mancha, le cantan las verdades al poder.

Ellos, mejor que nadie, conocen las maldades del sanchismo. Han de actuar rápido para derribar muros, reconstruir las instituciones, separar los poderes y evitar la convulsión.

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Fuente original: Leer en Expansión
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