A plena luz del día, en una zona cercana a la capital, el Muelle de las Carabelas, a apenas unos metros de los turistas que visitaban este enclave de la localidad de Palos de la Frontera y armados con subfusiles de asalto, un grupo de hombres desembarcan fardos. Son miembros de un clan de narcotraficantes y lo que transportan a tierra es droga.
La escena, real, la difundió en febrero pasado la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) para demostrar hasta qué punto las rutas del narcotráfico se han extendido más allá del Estrecho de Gibraltar y cómo el litoral de la provincia de Huelva, limítrofe con Cádiz, se había convertido en la nueva puerta de entrada de estupefacientes a la Península Ibérica. Más aún, cómo el narco campaba por los más de cien kilómetros de costa onubense, operaba a la luz del día, impunemente y, lo que es peor, armado hasta los dientes como si fuera (que lo es) una guerra.
Las imágenes de aquel vídeo abrieron informativos de televisión y se hicieron virales, pero poco más. Diez meses después, los guardias civiles destinados en Huelva aseguran que aquel aviso cayó en saco roto y que la costa onubense es ya un auténtico "coladero" por el que entra el hachís y la cocaína casi tanto (o más) que por la ruta gaditana y las estadísticas lo confirman.
Las estadísticas oficiales del año pasado indican hasta qué punto el problema del narcotráfico en Huelva ha escalado en los últimos años, al mismo tiempo que la presión policial se hacía más intensa en la comarca del Campo de Gibraltar especialmente. En 2024, se incautaron en la provincia onubense 34.000 kilogramos de hachís y casi 2.300 kilos de cocaína y es este último dato el que más alarma cuando se compara con los alijos intervenidos el año anterior.
El resultado es que la cocaína incautada el año pasado es cinco veces superior a la aprehendida en 2023 y los datos (sin cerrar) de 2025 constatan que el tráfico de estupefacientes en este rincón de la geografía española está fuera de todo control. El hachís intervenido ha alcanzado ya los 42.000 kilos (8.000 más que en todo 2024) y la cocaína, los 3.200 kilos (900 más que el año pasado). En porcentajes, eso supone un incremento en el período 2023/2025 del 25% en lo que respecta al hachís y del 75% en lo que respecta a la cocaína, que se ha convertido en el gran negocio de los clanes del narcotráfico y de cuya mano han llegado las armas y una violencia desconocida hasta hace poco.
Este año, indican estas fuentes del instituto armado, se ha registrado un aumento "exponencial" de las intervenciones de armas, que los clanes del narco emplean para protegerse no ya de las fuerzas de seguridad sino, sobre todo, de los vuelcos o robos de droga por parte de otras organizaciones criminales. En los dos últimos años, solo en Huelva se ha intervenido cerca de una treintena de armas de fuego empleadas en alijos de estupefacientes.
Ya no son únicamente armas procedentes de los antiguos países de Europa del este, tipo Kalashnikov. Hay armamento de fabricación reciente procedente de Alemania, Francia o la República Checa. Son armas de una potencia tal que "no las para ningún chaleco antibalas".
En estos años, la Guardia Civil ha detectado, además, un cambio en la forma de operar de estas bandas, que usan ahora preferentemente embarcaciones de recreo con dobles fondos en los que ocultan los fardos de arpillera en los que transportan la droga. Hasta 128 embarcaciones de este tipo se han incautado en Huelva en estos dos años, la mayoría con base en los puertos de Ayamonte e Isla Cristina, auténticas capitales del narcotráfico en la provincia.
Pero si hay un agujero negro, dicen estas fuentes, por el que entra la droga sin que apenas haya control ése es el litoral protegido del Parque Nacional de Doñana. Porque, explican, la protección de este espacio implica que apenas haya presencia humana y que tampoco haya excesiva vigilancia. Desde la AUGC añaden que la poca que había, una unidad del Seprona, está actualmente volcada en la detección y lucha contra los pozos ilegales, por lo que la costa queda desprotegida y a merced del narco. No hay, explican las fuentes, una cifra ni siquiera aproximada de la droga que entra por Doñana, pero insisten en que es un auténtico "agujero negro".
Según denuncia Lucas Lavilla, el portavoz de AUGC en Huelva, en esta provincia está entrando droga "por tierra, mar y aire" y se llevan a cabo hasta seis operaciones de entrada de droga cada noche. "No se detienen", asegura. Y Doñana, incide, es el "mayor parque natural sin vigilancia de Europa".
Huelva y Cádiz, constata este agente, están "a la par" en lo que se refiere a la presencia de organizaciones de narcotraficantes que operan en sus costas y, ante esto, la AUGC vuelve a denunciar la endémica escasez de efectivos y los pobres medios materiales, desde armas a embarcaciones, con los que cuentan los agentes destinados a la lucha contra el narcotráfico.
En la provincia de Huelva, por seguir centrados en este punto caliente del tráfico de drogas, faltan ahora mismo, según los cálculos de la Asociación Unificada de Guardias Civiles, alrededor de 300 agentes para completar el actual catálogo de puestos de trabajo, aunque las necesidades reales son mucho mayores. Para garantizar unos niveles "mínimos" de seguridad, la organización que representa a 27.000 guardias en toda España estima que serían necesarios aquí 800 agentes más.
Insisten en reclamar que todo el arco sur por el que entra la droga, incluyendo Huelva, sea declarado por el Ministerio del Interior como zona de especial singularidad, con lo que eso supondría para los efectivos destinados allí, al mismo tiempo que piden reformas legales, penas más altas y la equiparación con otros cuerpos de seguridad.