- MAR BENAVENTE
La rápida obsolescencia de las habilidades laborales convierte el aprendizaje en una función clave, mientras la IA automatiza tareas para permitir una gestión del talento más cercana al negocio.
La irrupción de la inteligencia artificial, el rediseño del trabajo y la necesidad de anticipar nuevas capacidades están transformando de manera profunda la función de recursos humanos. Estas cuestiones centraron el último encuentro Transformación digital y tecnología en la evolución de RH, liderazgo y desarrollo, organizado por EXPANSIÓN en colaboración con EY.
Pedro Egea, socio de People Consulting de EY, explica que "están surgiendo muchas tecnologías que permiten ser más eficientes en recursos humanos, lo que facilita estar más cerca de los negocios y dejar de hacer actividades puramente administrativas". Asegura que la firma ha trabajado en nuevos modelos de liderazgo para impulsar "formas de trabajo más ágiles, que potencien la colaboración, la simplicidad y la adopción de tecnología". En este contexto, considera que "vamos a necesitar líderes con la visión de cómo contribuir al avance tecnológico en las empresas, pero siempre desde un enfoque humanista".
Egea alerta de que "las skills se quedan obsoletas de manera más rápida", lo que exige esfuerzo, recursos y revisión continua. También anticipa cambios en la planificación del talento: "Cuando metamos agentes de IA en la planificación de la fuerza de trabajo, no va a contemplar sólo al humano. Tendrá que ver las herramientas del agente y combinar ambas cosas". Y añade que cuando la IA avance, "las organizaciones van a tener que reinventar su ventaja competitiva, y esa ventaja va a venir del lado de las personas y del binomio personas-tecnología".
Puntos de vista
Jorge Aguirre, socio responsable de People Consulting de EY, señala que "la capacidad principal que necesitan hoy las empresas es la de aprendizaje continuo", debido al ritmo del cambio, y que es necesario analizar "cómo de lejos está la plantilla actual de la que necesitas". Añadió que "el aprendizaje deja de ser una asignatura fácil y pasa a ser una función clave conectada con la estrategia".
Finalmente, Aguirre afirmó que los RRHH vive "un momento histórico" marcado por la adopción de la IA y los retos sociales derivados de la llegada de nuevas generaciones: "Nos estamos encontrando con disyuntivas en las que la gente recién titulada compite con la IA. Hay que plantearse cómo vamos a generar oportunidades para la gente nueva y cómo conectar la educación con la empresa".
Antonio Cruz Conde, director de AI Workforce en Microsoft España, subraya que "la tecnología va de gente y el área de personas es decisiva, porque acompaña en la adaptación del aterrizaje de toda la transformación y la personalización de perfiles". Explica que los modelos organizativos también están mutando: "Hasta ahora se ha agrupado a las personas por su tipo de inteligencia. Ahora lo que toca es optimizar mezclando los perfiles".
Respecto al reskilling, defiende la necesidad de abordarlo desde distintos ángulos y que los proveedores tecnológicos se esfuercen en democratizarlo. También señala que las nuevas generaciones llegarán con "armas como agentes a su cargo e inteligencia superior para procesar información", por lo que será esencial guiarlas: "Lo importante es formarlos para que hagan un buen uso de la tecnología y diseñar bien el learning path dentro de la organización". En ese contexto, Cruz Conde cree que "las skills no técnicas, como el juicio crítico, serán más relevantes que nunca".
Belén Ruiz, gerente de People Tech de Repsol, destaca que los departamentos de personas afrontan un doble desafío: "Somos protagonistas de esta fase de transformación y, al mismo tiempo, somos quienes tenemos que gestionar y rediseñar el trabajo". Considera fundamental mantener el enfoque humanista: "La IA es una oportunidad y hay que utilizarla para que nos ayude en lo que hacemos, pero siempre con el human in the loop, porque lo importante son las personas".
Ruiz señala que el entorno laboral actual, marcado por el cambio continuo, exige desarrollar nuevas habilidades: "Es fundamental potenciar la colaboración, la curiosidad, el uso efectivo de la tecnología y la apertura a nuevas experiencias". También defiende la necesidad de anticiparse y asegura que "tenemos que hacer el ejercicio de pensar en lo que vamos a necesitar, incluso en lo que aún no existe, y ver cómo vamos construyendo ese camino".
Subraya asimismo la importancia de la movilidad interna: "Tenemos perfiles a los que hay que dar la opción de transformarse, porque desaparecerán habilidades y aparecerán otras nuevas".
Nacho Castillo, director de Talento y Analytics para Europa de ALSEA, explica que su organización incorpora cada año hasta 15.000 personas nuevas, lo que les obliga a replantear sus procesos: "Teníamos que pensar cómo la tecnología podía ayudarnos a incrementar la eficacia. Es un volumen enorme y necesitábamos sistematizarlo sin perder criterio humano". Para eso desarrollaron un asistente virtual que facilita la búsqueda de candidatos, aunque Castillo remarca que "la toma de decisión tiene que ser de un humano".
Advierte asimismo sobre el impacto ético y laboral: "Tenemos que pensar cómo va a afectar todo esto y hay que estar preparados para que la gente sea más empleable en el futuro, sabiendo que lo que hacen hoy no lo harán más adelante". Añade que "la IA contribuye en gran medida a que la función de personas pase de ser un centro de coste a convertirse en un centro de beneficio, incrementando el valor para las organizaciones y para el individuo". Y subraya que "aunque los impactos humanos sean menos, importan más", señalando que "nos escondemos en la tecnología, pero estamos más conectados, y nos la jugamos más cuando hay un humano delante. La IA es una oportunidad para el negocio y para que los humanos sean más humanos; la ética es decisiva".
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