«Ya se cree un hombre de Estado», ironizaba la tarde de ayer un representante institucional del PNV al ver en su teléfono móvil el posado institucional de Arnaldo Otegi junto al fugado ex presidente catalán Carles Puigdemont. Otegi se trasladó ayer al palacete belga de Waterloo para, acompañado del senador Gorka Elejabarrieta, mantener una reunión con Puigdemont que se enmarca en la ronda que la izquierda abertzale inició el pasado mes de julio con Ione Belarra e Irene Montero de Podemos. El secretario general de EH Bildu agota sus bazas para hilvanar una nueva entente política que le garantice a Pedro Sánchez finalizar la legislatura si abre el proceso para convertir a España en un estado «plurinacional».
Otegi y su senador y senador de Relaciones Políticas Gorka Elejabarrieta regresaron ayer a Waterloo después de seis meses de contactos con todas las fuerzas políticas que avalaron la investidura de Pedro Sánchez en 2023. Como en todas las citas mantenidas desde el pasado mes de julio, EH Bildu se limitó a constatar el encuentro y a constatar «la complejidad del contexto actual». Un «contexto» en el que la izquierda abertzale y Junts juegan papeles antagónicos. Otegi ha reiterado en todas sus manifestaciones públicas el compromiso de EH Bildu por mantener a Pedro Sánchez en La Moncloa sin cuestionarse su apoyo ante ninguna de las revelaciones sobre la trama de corrupción encabezada por Santos Cerdán y José Luis Ábalos.
El líder de EH Bildu ha llegado incluso a cuestionar la responsabilidad de Cerdán separándolo de las actividades de Ábalos y alimentando el relato de que Cerdán es víctima de una estrategia de law fare judicial por su papel de interlocutor con la izquierda abertzale y con Junts. Oficialmente, el encuentro celebrado ayer en Bélgica tan sólo les permitió a Otegi y a Puigdemont anunciar la «necesidad de colaborar entre ambas naciones» [por Euskadi y Cataluña] y que van a seguir «trabajando junto a las otras fuerzas soberanistas». Sin embargo, el marco de colaboración contemplado en el sucinto resumen del encuentro se contradice con la estrategia impulsada por Arnaldo Otegi para hacer realidad su objetivo de exprimir la debilidad de Sánchez para «articular un nuevo programa político democrático, plurinacional y social», que es lo que le trasladaron al presidente socialista Mertxe Aizpurua y Gorka Elejabarrieta el pasado 18 de junio en el palacio de La Moncloa.
Desde entonces, Otegi -en la mayoría de las ocasiones- y Gorka Elejabarrieta -en todas ellas- han solicitado a sus interlocutores de Podemos, Izquierda Unida, el BNG, ERC y -ayer- Junts «discreción» después de escuchar sus diagnósticos sobre la realidad política en España. En todas las citas anteriores, el elemento común ha sido la apelación a mantener la «colaboración» entre EH Bildu y las formaciones de izquierdas con las que se había citado. Encuentros de los que ni Otegi ni Elejabarrieta ni Sonia Jacinto -la número tres de EH Bildu- han ofrecido explicaciones.
Tampoco lo hicieron después del encuentro que el 25 de agosto se celebró en San Sebastián entre Otegi y Oriol Junqueras (ERC), el aliado natural de EH Bildu y rival político de Junts en Cataluña y en Madrid. A pesar de que tampoco entonces ni Otegi ni Junqueras comparecieron para dar explicaciones, en el comunicado conjunto pactado tras la reunión las dos formaciones independentistas se declararon «partidos hermanos» en una relación fraternal que acabaron extendiendo al conjunto de los «pueblos» vasco y catalán. Cuatro días más tarde, el líder de EH Bildu hacía público su compromiso a dar su apoyo «con toda la voluntad del mundo» a los hipotéticos presupuestos de Sánchez para 2026, que entonces se convertían en el termómetro para medir la temperatura de la continuidad de la legislatura.
EH Bildu mantiene esta ronda de contactos con los partidos que avalaron la presidencia de Pedro Sánchez en 2023 en paralelo a las negociaciones abiertas con PNV y con el PSOE en Euskadi para pactar una reforma del Estatuto vasco que también incluya guiños a esta «plurinacionalidad» que exige a Sánchez. El presidente del PNV Aitor Esteban se fijó como fecha para avanzar en este nuevo estatus este mes de diciembre. Si Otegi renuncia al derecho a decidir, la reforma aprobada en Euskadi necesitaría el visto bueno del Congreso.